Es una evidencia que
Montella ha rescatado al
Sevilla del agujero en el que se encontraba con Berizzo, sin confianza en sí mismo, con una indefinición alarmante y con numerosos jugadores desmotivados. Un trabajo plausible que ha cristalizado, además, en la clasificación para la final de la
Copa del Rey y en el éxito europeo, con el histórico pase a cuartos logrado en
Old Trafford, pero que, en cambio, no ha lucido tanto en
Liga, donde más al descubierto han quedado las carencias.
Entre ellas, el
Sevilla ha mostrado con el italiano una preocupante incapacidad para reaccionar con el marcador en contra, hasta el punto de que, en la competición liguera, no ha remontado ninguno de los partidos en los que le han marcado primero, lo que ha sucedido en un total de seis citas.
Y es que ni siquiera ha logrado rescatar un punto con el viento en contra, cayendo en todos estos choques. La primera prueba de este déficit se produjo en el derbi, con el gol tempranero de los béticos y el matiz de que, en esta ocasión, la única, llegó a empatar en dos ocasiones el encuentro. Con el
Alavés, el gol de
Manu García en el 52' resultó decisivo ante la impotencia de los sevillistas a la hora de levantarse, lo mismo que sucedió, a lo grande, contra el Eibar (5-1), lanzado tras un gol en el arranque al que apenas respondieron.
El fallo de
Banega con el
Atlético fue el detonante de la dura goleada (2-5), igual que el de
Escudero lo tumbó contra el
Valencia (0-2). El último ejemplo se dio en Butarque, donde el tanto de
Bustinza dejó sin reacción a los de
Montella, que agravaron su problema de no saber jugar contracorriente.