Tras el anunció de
Machín como entrenador, ya se han producido varias reuniones con
Joaquín Caparrós, director de fútbol, para sentar las bases de la planificación para la temporada venidera. Una vez conocidas las necesidades del preparador se han trazado las líneas maestras para confeccionar una plantilla que se ajuste a lo que precisa el estilo de juego del nuevo míster y en la que ya se trabaja con la limitación de que no hay ninguna ficha libre de extracomunitario, ocupadas ahora mismo por los brasileños
Ganso y Arana y el colombiano
Muriel.
Para ampliar el margen en el mercado, los nervionenses tienen que liberar como mínimo una ficha de extranjero y la elegida, obviamente, es la de
Ganso, sumido en el absoluto ostracismo por
Montella y Caparrós y que tampoco cuenta ahora. El
Sevilla es consciente de que con su adiós se consumará una operación muy deficitaria, pues aún restan por abonar 18 millones de su fichaje, lo que deja como casi única opción rescindir el contrato y dejarle marchar libre, siempre y cuando el futbolista también renuncie a lo que le queda por cobrar en las tres temporadas que le restan de contacto. El brasileño, con el tiempo a su favor, ha rechazado la opción de irse a
China,
Turquía y Estados Unidos y su futuro pasa probablemente por regresar a su país, donde numerosos equipos sueñan con repatriarle pero a coste cero.
Tampoco se puede descartar la salida como cedido de
Arana para que adquiera el rodaje que le ha faltado en
Nervión desde que llegó en enero, ni siquiera el adiós de
Muriel en el caso de que llegara una gran oferta después del
Mundial de Rusia. Lo que está claro es que el
Sevilla necesita deshacerse de algún extranjero para ir al mercado con mayor autonomía.