A
Quincy Anton Promes los seguidores del
Spartak lo llaman
Anton, un nombre común en el país eslavo. Allí llegó este holandés de 26 años en 2014 procedente del
Twente a cambio de 11 millones de euros. Tras un lógico proceso de adaptación, el futbolista natural de Ámsterdam ha explotado todo su potencial en las dos últimas campañas como jugador 'espartaco'. A él le debe en gran parte el equipo moscovita haber recuperado el cetro ruso en 2017 después de 16 años de sequía.
Promes está muy cerca de abandonar el
Spartak con destino Sevilla, pero antes habrá cumplido con su promesa. En 2016, en plena depresión de su club, dijo que no se iría hasta ganar el título. Al año siguiente lo consiguió y guio a los suyos en la última
Champions League, en la que protagonizó una exhibición ante el
Sevilla en
Rusia en aquel 5-1 en el que dejó impronta de jugador top.
La temporada pasada la acabó como máximo goleador de la
Premier League rusa con 15 dianas y ha sido elegido el mejor futbolista del año en
Rusia en las dos últimas ediciones, además de tener siete menciones como jugador del mes. Tras la marcha de
Hulk y Witsel, Promes se quedó como abanderado de una competición que se queda huérfana de su gran estrella.
Su posición natural es la de extremo zurdo, pero en Moscú ha ocupado en no pocas ocasiones la punta de lanza. En el sistema de
Machín tendrá complicado ocupar la banda, por lo que pisará con mayor asiduidad el área.
El vacío que deja en las gradas del
Otkrytie Arena también es importante, pues es un futbolista idolatrado por sus aficionados, que esperan algún movimiento de su club para paliar su marcha.