Ante el
Barcelona Pablo Machín se atrevió a acabar con un tabú de su ideario. El técnico renunció a la defensa de tres centrales para jugar con cuatro atrás, aunque con la curiosidad de que los cuatro futbolistas que alineó en el fondo normalmente actúan precisamente como centrales. En cualquier caso,
Mercado y Wöber jugaron como laterales y dieron profundidad al equipo.
Era algo que se le venía reclamando al técnico, sobre todo porque en
LaLiga hay muchos equipos que juegan con un único punta y tener dos marcadores y un libre puede resultar excesivo. En las encuesta que viene publicando la web de
ESTADIO, hay una amplia mayoría que defiende que los tres centrales no deben ser innegociables.
El partido frente al
Barcelona evidenció que el
Sevilla puede rendir bien con cuatro atrás. Al fin y al cabo, al contrario que el habitual de
Machín, es un dibujo que no es nuevo para nadie y, por tanto, no hay que implantar desde cero. Al eliminar un defensor del sistema, el
Sevilla ganó un centrocampista en la elaboración, mientras que mantuvo la amenaza en los extremos, ya que también decidió prescindir de
André Silva en punta. Con
Banega, Rog y Sarabia ayudando, el
Sevilla se sintió más cómodo en la creación. Además, el Barcelona es un equipo que sufre a la espalda de los laterales y tanto
Mercado-Navas como Promes-Wöber profundizaron a lo largo del choque, con especial preponderancia para el lado diestro, por donde llegaron los dos goles. Fue con los cambios y la vuelta al sistema de tres centrales cuando el Barça consumó su remontada.
En
Huesca se podrá comprobar si el técnico decide dar continuidad a lo visto en el
Sánchez-Pizjuán o si es algo puntual y vuelve a su idea original, esa que, al fin y al cabo fue la que llevó a firmar por el
Sevilla después de los éxitos logrados en el
Girona.