El vergonzoso fin a la aventura europea de todo un pentacampeón fue la puntilla que ha acabado con la
‘era Machín’ en Nervión. El soriano dice adiós tras semanas tambaleándose y toma las rindas el arquitecto de una más que dudosa planificación que ahora debe defender desde el banquillo. Una necesaria revolución basada en los orígenes que abre una nueva etapa llena de incertidumbre. La vuelta de
Monchi parece cantada para intentar recuperar la grandeza que se desinfla. Pero antes de pensar en el futuro, es muchísimo lo que hay juego en el presente.

Como el curso pasado,
Castro no ha encontrado otra solución que encomendarle la difícil papeleta de salvar la temporada a
Joaquín Caparrós. Descuelga el chándal el utrerano y se remanga de nuevo por su
Sevilla. Pero esta vez el trecho a recorrer es más largo. No bastará con un discurso racial para insuflar moral, lo que también necesitará un grupo alicaído tras el desastre de Praga.
Por delante hay once ‘finales’ y el listón no se rebaja: alcanzar la cuarta plaza de un
Getafe con cinco puntos más. Nadie quiere mirar atrás. Pero para consolidar primero la actual posición europea y no tener que mirar a Betis y
Valencia, a sólo un punto, no hay otra medicina que ganar lejos de casa, algo que no sucede en Liga desde septiembre.
Para ello, el primer gran reto de Caparrós es detener la alarmante sangría defensiva de un equipo que no encaja menos de dos tantos casi por norma, lo cual buscará a buen seguro con un cambio de sistema.
Para empezar, todo apunta a una línea de cuatro atrás, con
Wöber como único lateral zurdo posible y
Carriço, Mercado y Sergi Gómez optando a dos puestos en el eje, pues una de las primeras decisiones del utrerano ha sido cargarse a
Kjaer, fuera de la lista tras su triste protagonismo ante el
Slavia.
Por delante, el doble pivote se antoja innegociable, con
Roque Mesa junto a
Gonalons o
Amadou si opta por un
4-2-3-1, o
Banega junto al canario si se decanta por el
4-4-2. Eso determinará el resto de un ataque donde no estará
Sarabia por lesión y en el que
Promes parece fijo, pudiendo caer el
Mudo al costado diestro como falso interior para dejar todo el carril a
Navas. Y todo ello, ante un
Espanyol que recupera a
Darder, Dídac y Borja Iglesias y ha retomado las buenas sensaciones para sumar seis partidos sin perder.
