Qarabag FK, el equipo de una 'ciudad fantasma'

Qarabag FK, el equipo de una 'ciudad fantasma'
La ciudad de Agdam está hoy día en ruinas. - F. Mateos
Fernando MateosFernando Mateos 5 min lectura
El fútbol, como la vida, siempre deja historias que ponen los vellos de punta. Y una de ellas la protagoniza el rival del Sevilla en su estrena en la Europa League, el Qaraba? Futbol Klubu... de Agdam. Porque esa es su ciudad, aunque juega en Bakú desde hace 26 años. Se le conoce, de hecho, como el 'club de los refugiados' porque, en realidad, es un club sin ciudad. O mejor dicho, el equipo de una 'ciudad fantasma'.

Fundado en 1951, el conjunto azerí siempre fue un modesto conjunto de bajo perfil, pero tras la desintegración de la URSS, ganó la segunda edición de la liga local en 1993. Una alegría que, ya por entonces, teñían de terror los estruendos de la guerra que acompañaban a cada partido desde cinco años antes. En 1988, Armenia y Azerbaiyán entraron en guerra por la disputa del territorio conocido como Nagorno-Karabag, hoy día convertido en una república independiente de facto que sólo reconocen los armenios, que son quienes regentan la ciudad de Agdam, en origen 'Casa Blanca', pero hoy día conocida por algunos como la 'Hiroshima del Caúcaso'.

Allí, el  12 de mayo de 1993, el Qarabag jugaba su último partido de fútbol en el Estadio Imarat, hoy día inexsitente, desintegrado como consecuencia de los bombardeos y los posteriores saqueos, como casi todo en una urbe llena de ruinas, donde apenas se mantiene en pie su gran mezquita. A sus habitantes, en torno a 150.000, no les quedó más que dos opciones: luchar o refugiarse. Esto último fue lo que hizo el Qarabag, que junto a un millón de personas de todo el territorio, puso rumbo a Bakú, la capital del estado. Pero por el camino se quedaron héroes como Allahverdi Bagirov. Él era el entrenador del equipo en ese momento y decidió hacer frente a los invasores, perdiendo la vida, por lo que una pancarta con una imagen suya lo recuerda como homenaje en todos los partidos en casa del rival sevillista.

Con esta historia, es fácil deducir que los aficionados del Qarabag siente una especial pasión por su equipo. Representan a una ciudad que no existe, aunque no pierden la esperanza de regresar a su hogar y a través del fútbol tratan también de dar visibilidad a un problema que continúa, pues aunque existe un alto al fuego desde 1994, las escaramuzas en la frontera son constantes y las víctimas no cesan.

Casi a 250 kilómetros de su verdadera casa, mientras tanto, el Qarabag ha encontrado la grandeza deportiva en Bakú, después de unos años de zozobra económicos y deportivos que amenazaron su supervivencia. Instalado en las afueras de la capital, su historia cambió en 2001, al adquirir la propiedad del club el holding de empresas alimentarias Azersun, compuesto por 18 empresas que ostentan la mayor parte de la producción y la distribución de alimentos agrícolas y lácteos en el país. Gracias a ello, hoy día es el gran dominador de su país, donde ha conquistado las seis últimas ligs, además de convertirse en un habitual en Europa, con seis clasificaciones consecutivas para fases de grupos de competiciones continentales, incluida la Champions de la 17/18, algo inédito en Azerbaiyán.

De este modo, el Qarabag ha conseguido que los suyos olviden aunque sea por un momento los horrores de la guerra y puedan sonreír. En cada partido, fleta autobuses para que sus refugiados lo vean en acción. En su liga no son muchos los que acuden al pequeño Azersum Arena, pero cuando juega en Europa se convierte en el equipo de todo un país, de ahí que hoy se espere un gran ambiente en el Estadio Tofik Bakhramov, su morada en Europa, aunque su verdadera casa sea una 'ciudad fantasma'.
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