Cinco partidos en la
Serie A (291 minutos y sólo dos encuentros completos) y uno en la Champions League (90 minutos ante el Dinamo Zagreb).
La cesión de Simon Kjaer al
Atalanta, lejos de servir para revalorizar al danés, está teniendo el efecto contrario. Se ha lesionado y, de los partidos que ha estado disponible, más de la mitad los ha pasado en el banquillo o en la grada, entre ellos el duelo clave ante el
Shakhtar Donetsk del pasado martes, en el que no entró en la convocatoria final.
Aunque en el parte médico aparecía como ausencia por lesión, su técnico, Gian Piero
Gasperini, quiso aclarar que no era así. "Simon Kjær no estaba lesionado. La única razón por la que no jugó hoy fue por decisión técnica", indicaba el entrenador italiano.
Al contrario que
Muriel, un habitual en todos los partidos del conjunto italiano, Kjaer ha participado con cuentagotas y sus actuaciones tampoco han ayudado a generar confianza en el cuerpo técnico y la afición. "Tiene un carácter diferente y lo he probado, pero no me ha convencido", asegura el entrenador del Atalanta, quien tiene claro que tiene poco futuro con los Nerazzurri.
"Es un gran jugador, pero le cuesta adaptarse a nuestro estilo de juego". Así justificaba Gasperini las pocas oportunidades que ha tenido y el hecho de que se haya quedado fuera en los partidos importantes.
Kjaer tiene contrato con el
Sevilla hasta 2021, por lo que regresará el próximo verano a la disciplina nervionense, pero de seguir así difícilmente podrá colocarlo.
Siempre cuenta con el interés del Fenerbahçe, pero su oferta está muy por debajo de lo que la entidad nervionenses espera obtener por él.
La gran esperanza de
Monchi es que haga una gran
Eurocopa con la selección de
Dinamarca, donde es el capitán y acumula 95 internacionalidades. Los daneses están encuadrados en el Grupo B junto a Bélgica, Rusia y Finlandia.