Llegó muy bajo de forma, algo incluso reconocido por él mismo, y
a un equipo eminentemente físico, por lo que resulta compresible que
Rony Lopes, el fichaje más caro de la historia del Sevilla FC,
no contase de manera inmediata para Julen Lopetegui. Lo que resulta extraño que a mediados de febrero el técnico vasco le mantenga el castigo, que siga sin contar con el internacional portugués aun teniendo su equipo tan poco gol e imaginación en los últimos metros.
"Seguro que nos va a ayudar mucho en la segunda vuelta", dijo recientemente un Lopetegui que, pese a ello, sigue sin darle bola al ex del AS Monaco. Le mete en sus prelistas, sí, pero después
le saca de la definitiva. Y, cuando le ha usado, ha sido para jugar más por dentro, cuando apenas utiliza mediapunta, que en su posición natural.
Quienes vieron al Rony de la Ligue 1 (en la 17/18
marcó 17 goles y repartió 12 asistencias) no se explican su ostracismo, como tampoco lo hace
su agente (el mismo que el de Simon Kjaer o Sébastien Corchia), un
Mikkel Beck que, tras ver los golazos del extremo en el entrenamiento, se preguntaba en su cuenta de Twitter
cómo se podría desaprovechar tanto "talento".