La intrahistoria de Monchi: del difícil momento tras fichar a Lopetegui a los mensajes a la mujer de Acuña

La intrahistoria de Monchi: del difícil momento tras fichar a Lopetegui a los mensajes a la mujer de Acuña
- Aitor Torvisco
Aitor TorviscoAitor Torvisco 5 min lectura
Monchi es un único individuo, pero a veces cualquiera podría llegar a pensar que su madre tuvo quintillizos y que se reparten a partes iguales las tareas. Seguro que creerlo costaría menos que entender cómo puede estar en todos los sitios y hacer de todo. Y de todo, es de todo. Poco antes de su marcha a la Roma, llegó unos minutos tarde a una entrevista con ESTADIO porque, ante la insistencia de otro 'loco de esto' como es Unai Emery, se había ido a Lebrija a mirar cómo estaba el terreno de juego para un amistoso que disputaba días más adelante. Los que le conocen transmitían que, en su regreso a Nervión el pasado verano, el director deportivo había vuelto con más fuerza que nunca. Le veían cambiado, distinto sin dejar de ser el mismo de siempre. Y no les faltaba razón.

La temporada de su vuelta a casa no pudo acabar mejor: clasificación para la Champions y la sexta Europa League en las vitrinas del Sánchez-Pizjuán. Sin embargo, no todo fue sencillo. El de San Fernando había empezado la planificación de su regreso con una motivación mayúscula, pero el primer movimiento que hizo, el que más le ilusionaba, no obtuvo la respuesta del sevillismo que él esperaba y eso le hizo venirse un poco abajo, según ha admitido en una charla con el periodista de Canal Sur Fernando Pérez, en el ciclo 'Reencuentros en Cádiz' de la Fundación Cajasol.

Monchi contó cómo se gestó el fichaje de Lopetegui y cómo pasó del éxtasis a la decepción con sólo echar un vistazo a las redes sociales. "Venía en el AVE después de hablar con él (Julen) y estaba enamorado, contensísimo... Estando con el equipo en Tanzania se filtra el nombre y la reacción de la gente es contraria. Tuve un momento muy difícil porque no soy un superhéroe. Pensé 'A ver si soy yo el que va con el pie cambiado...'. Lo llamé y le dije que estaba lloviendo un poco, pero que si él estaba convencido e íbamos de la mano, el paraguas lo tengo grande. Me transmitió muchas ganas e ilusión", relató en el inicio de una relación que el técnico vasco cambió por completo.

El director general deportivo nervionense no sólo no se cuelga medallas por estar en todo, es que cree que no otra forma de trabajar. O al menos, no hay otro camino distinto a ese para alcanzar el éxito: "Nos preocupamos por todo, por cosas que en los clubes más grandes quedan en segundo plano".

"Por ejemplo, tengo que mandarle un mensaje a la mujer de (Marcos) Acuña para ver si los pisos que ha visto en Sevilla le han gustado. Eso no sirve para que Acuña juegue mejor, pero sí para que sepa que su club va a estar preocupado de su familia y él puede estar pensando más en el partido contra el Bayern de Munich (en la Supercopa de Europa)", explicó sobre el flamante fichaje del carrilero zurdo argentino, quinto refuerzo de la plantilla blanquirroja para este curso.

Ahora que ha vuelto a casa, Monchi ya se ve en el Sevilla toda la vida. "Cuando vino la Roma y no le pude decir que no, ya era un Sí para siempre. Esto no es ahora Sí, ahora No. Hasta que termine la casa... Le queda un poquito todavía... Esto es un Sí para siempre, me veo de por vida en este club, lo que no sé es hasta cuándo porque esto es un noviazgo. Tengo contrato indefinido, estoy contento e ilusionado, pero no sé", manifestó dejando de cara a un futuro que le ilusiona. Y ése es otro de los secretos de Monchi y del Sevilla. Que no se para a recrearse en sus éxitos. Siempre quieren más. Están convencidos de que lo mejor siempre está por llegar.
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