SUPERCOPA EUROPA: BAYERN-SEVILLA (Contracrónica)

El sueño de un bravo Sevilla duró 104 minutos

El sueño de un bravo Sevilla duró 104 minutos
- Curri Carrillo
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura
El Sevilla sufrió en el Puskas Arena para mantener el tipo ante el Bayern Múnich, un coloso del fútbol mundial al que le costó doblegar a un bravo conjunto andaluz para ganar su segunda Supercopa de Europa (2-1), en un partido en el que el sueño sevillista duró 104 minutos, hasta que el gol de Javi Martínez en la prórroga zanjó sus ilusiones.

El superpoderoso equipo bávaro, con un presupuesto muchísimo más alto que el del hexcampeón de la Liga Europa y plagado de estrellas, partía como favorito y, aunque demostró su condición a lo largo de esta final en Budapest, se topó con un hueso duro de roer, con un rival que, como dice su lema, "nunca se rinde".

El Sevilla de Julen Lopetegui, que llevaba 21 partidos invicto, cayó con dignidad y honra, en la prórroga tras un gol paradójicamente marcado por el español Javi Martínez, al igual que le ocurrió en sus dos últimas finales de la Supercopa europea, frente al Barcelona (5-4) en 2015 en Tiflis y al Real Madrid (3-2) en 2016 en Trondheim (Noruega).

El conjunto del sevillano barrio de Nervión, rey de la Liga Europa con sus seis títulos (2006, 2007, 2014, 2015, 2016 y 2020), sufrió por tercera vez en la competición continental de la Supercopa una especie de 'maldición' en las prórrogas, en su duodécima final europea de su historia, todas disputadas en este siglo XXI.

En ella, el Sevilla sólo ganó la primera que jugó, cuando hace catorce años dio la gran sorpresa de derrotar por 0-3 al todopoderoso Barcelona, un rival del mismo nivel que el Bayern de este jueves en la capital húngara, en Monaco en agosto de 2006 y con Juande Ramos en el banquillo.

El único superviviente de aquel equipo es el incombustible Jesús Navas, el canterano sevillista más laureado de la historia (3 Copas de la UEFA/Liga Europa, una Supercopa de Europa, otra de España y dos Copas del Rey), campeón continental y del mundo con la selección española y que este jueves volvió a dejar su sello en el Puskas Arena.

A sus 34 años, los mismos que el portero alemán Manuel Neuer, también protagonista en este título para su equipo por alguna paradas providenciales, el 'Duende de Los Palacios', como todo el Sevilla, se quedó con la miel en los labios de haber podido levantar al cielo de Budapest su segunda Supercopa de Europa.

Aún así, desde su posición de lateral diestro nunca se rindió, hizo gala de los valores del himno sevillista, 'la garra y el coraje', se fajó en tareas defensivas para frenar el empuje del todopoderoso Bayern y asumió los galones de leyenda viva del Sevilla y de su cantera.

El palaciego se sacó incluso varios centros peligrosos como el que propició el 0-1 marcado por Lucas Ocampos, un 'purasangre' argentino que también se vació durante los 120 minutos, al convertir a los 13 minutos un penalti cometido por David Alaba sobre Ivan Rakitic, tras una dejada de cabeza del holandés Luuk de Jong al croata.

Rakitic no estuvo tan acertado en su regreso seis años después al club hispalense tras su exitoso periplo con el Barcelona, en su labor de intentar dar jerarquía al medio campo del Sevilla, que, luchando, sufriendo y defendiendo muchas veces con uñas y dientes, también tuvo opciones para llevarse el título en las botas del marroquí Youssef En-Nesyri.

Los sevillistas pudieron ganar, sobre todo con el mano a mano que En-Nesyri no atinó a convertir en gol en el minuto 87 al salvarlo milagrosamente un excepcional Neuer, y ahí empezó a complicársele el sueño de un nuevo título europeo al conjunto español, lo que propició el llanto, lleno de impotencia, del marroquí al final de la prórroga en la que, al final, el Bayern, quizás el mejor equipo del mundo actualmente, amarró su segunda Supercopa.
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