El
Sevilla FC regresó el lunes a los entrenamientos en la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios, para comenzar a preparar el choque del próximo sábado ante el
Deportivo Alavés en el Ramón Sánchez-Pizjuán, en un encuentro correspondiente a la jornada 14 de
LaLiga que Julen
Lopetegui afrontará sin los lesionados Jesús
Navas y Youssef
En-Nesyri, con el condicionante extra de que
un total de diez jugadores de la primera plantilla han estado con sus selecciones y llegan en su mayoría con muchos minutos en sus piernas. Al parón, el equipo blanquirrojo se marchó con la alegría del derbi y su buena posición en la tabla liguera (tercero, empatado con el segundo y a sólo un punto del líder, pese a tener un partido menos), aunque presionado por su
precaria situación en la Champions League. Si los resultados en LaLiga son la cara de este Sevilla, sin duda el papel europeo (tercero del Grupo G con tres empates y una derrota) es la cruz de este primer tramo de la temporada.
Los sevillistas que han participado en la
#EncuestaHelvetiaED tienen muy claro cuál ha sido
la mejor versión de su equipo en este primer tercio del curso. Un 72 por ciento se queda con
El Gran Derbi, aunque no son pocos los que reconocen el buen juego del equipo en abultados triunfos en casa. Y es que es evidente que los mejores momentos del Sevilla FC 21/22 han sido como
local. El único partido fuera de casa reseñable en el 'Top' de esta temporada fue ante el
Real Betis. El partido más completo a domicilio dio un
triunfo más que necesario como refuerzo anímico, después del batacazo en casa ante el
Lille (1-2) que complica mucho su futuro en la Champions y justo antes de afrontar un parón liguero de dos semanas que amenazaba con martirizar en caso de derrota ante el eterno rival.
Era el primer derbi en dos años con público en las gradas y los jugadores no perdieron la oportunidad de hacerles partícipes del triunfo. La plantilla salió del vestuario hasta en dos ocasiones para corresponder a un sevillismo que siguió cantando en las gradas del
Benito Villamarín mucho después del término del choque y
Monchi dejó muestras de su pasión por estos colores con una
eufórica celebración que se ve que indignó más en Madrid, siempre ejemplarizantes a la hora de ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio, que en Heliópolis.