El grande de Andalucía, la Juani en la capital

Alejandro SáezAlejandro Sáez
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El grande de Andalucía, la Juani en la capital
- Alejandro Sáez (@AlejandroSaezED)
Hacía bastante tiempo que no me pasaba por aquí y creo que la reunión que algunos jugadores del Sevilla FC tuvieron este fin de semana, a la que algunos han denominado desfase, lo merece. No entraré a valorar el acto en demasía, pues, en parte, ni siquiera me considero autorizado para ello. Estuvo mal, sin más. Sus disculpas, la repercusión que el club ha querido darle a ellas y el hecho de que este lunes los implicados se hayan entrenado al margen –muy astuto ahí el Sevilla FC, por las suspicacias que pudiera despertar el asunto de cara al protocolo de LaLiga o posibles consecuencias- así lo demuestran.

Me gustaría ir más allá, pues me han llamado notablemente la atención el sinfín de reacciones generadas en uno y otro sentido. Desde el 'mesetariano' aprovechado que gustosamente ha querido hacer sangre y rasgarse hipócritamente las vestiduras, como si la causa de que Madrid o Barcelona estén entrando ahora en la fase 1 estuviera en ese chalet de uno de los sevillistas, hasta el aficionado al fútbol capaz de defender lo indefendible por el mero hecho de que los 'coloraos' son los suyos. Y es que atendiendo a los colores, en una ciudad cainita como es Sevilla, también está el que lapida y repudia a los protagonistas por el mero hecho de pertenecer al contrario, más allá de por el mero acto en sí. Y si la sanción es deportiva, y en el derbi; pues mejor. ¿Me explico?

Que tire la primera piedra quien esté libre de pecado durante este confinamiento. Todo lo contrario. Sólo recordar lo trivial que puede llegar a ser un número: diez, doce, trece... Escasas horas después se habrían permitido hasta 15 y no estaríamos hablando de esto. En fin...

Especialmente banal es el asunto si lo hacen los tuyos. ¡Eso sí que me ha parecido especialmente llamativo! Defender la no importancia de saltarse una regla numérica mientras que normalizamos el hecho de habernos llevado varios meses encerrados y que ahora andamos con toques de queda son conceptos incompatibles; al menos en mi opinión. Al igual que tampoco me resulta coherente cargar las tintas contra cuatro despreocupados que en una comilona han tirado por tierra todos los protocolos y preocupaciones de una competición como LaLiga. No, no tienen defensa. Pero tampoco merecen una lapidación hipócrita, más allá de su torpeza por hacerlo público.

Y voy más allá, pues llueve sobre mojado en lo referente al Sevilla FC, en particular, y a los equipos hispalenses, en general. Pues ambos suelen ser objetivos recurrentes en Madrid a la hora de intentar llevar a cabo una acción ejemplarizante o poner en la diana alguna actividad poco o nada cívica. Una queja muy habitual en el aficionado de a pie, pero a la que poco bien hacen los clubes de la ciudad cuando desde la capital de España se les requiere y les falta tiempo para prestarse al ‘prime time’ nacional.

Y es que, una vez más, se ha demostrado que de poco le vale a los de Nervión ser el pentacampeón de la Europa League en esos lares; que el llamado grande de Andalucía es y seguirá siendo cabeza de ratón al norte de África, pero cola de león al sur de España. El que sesea o cecea frente al laísmo; la Juani, esa chacha con la que se personificó en televisión al tan manido estereotipo. Ese acento andaluz que hasta hace no tanto tiempo iba asociado en los dibujos animados al personaje holgazán y excesivamente alegre...

Y en el fondo, quizá, todo esto me acaba reconfortando. Quitémonos la venda. El confinamiento, lejos de habernos convertido en esa sociedad mejor de la que los ilusos hablaban escasos meses atrás, no nos ha servido para demasiado. Por suerte, cada vez estamos más cerca de la tan ansiada normalidad. Nuestra 'vieja' normalidad.
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