OPINIÓN

Sentencias, ventajismos y el falso baño de realidad al Sevilla

Álvaro PalomoÁlvaro Palomo
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Sentencias, ventajismos y el falso baño de realidad al Sevilla
Sentencias, ventajismos y un falso baño de realidad. - Álvaro Palomo
Se ha presentado una oportunidad para el histrionismo, para las afirmaciones rimbombantes o la escenificación del drama que permanecían en las profundidades mientras perduró la brillante concatenación de alegrías en el Sánchez-Pizjuán. Quizás sea por nuestra idiosincrasia, tendente en ocasiones a no distinguir los tonos de grises, o posiblemente por la pasión que desgasta las fronteras de la coherencia de vez en cuando. O, a lo mejor, en algunos casos, por propio interés, terreno que ya manejará cada uno de puertas para adentro.

Lo cierto es que la extraordinaria racha del Sevilla ha amortiguado el golpe, mucho más duro en otro contexto, y aplacado en cierto modo la ola de pesisismo, pero no ha impedido la aparición de críticas duras y aseveraciones como que Nervión sufrió un baño de realidad en la Champions o que el equipo no dispone de argumentos para competir a este nivel, lo que no responde a ninguna lógica más allá de un análisis simplón y sensacionalista carente de profundidad. 

Sí, las sensaciones de la primera parte fueron las que fueron con un Dortmund muy superior pero no porque exista, ni de lejos, esa diferencia entre ambos, sino porque convergieron versiones completamente contrapuestas en unas circunstancias determinadas. La mejor versión germana contra la más inconsistente del Sevilla, quizás por un planteamiento desacertado que después corrigió Lopetegui en el descanso, o porque sencillamente la confianza acompañó a un rival al que no le sobra en la Bundesliga a pesar del arsenal con el que cuenta arriba.

Se sabía lo que podría ocurrir con Haaland, a nadie le sorprende, pero tampoco que lo hubiera contenido el sistema defensivo del Sevilla y su pareja de centrales, que, no por un día por debajo de su nivel, deja de ser un auténtico muro con capacidad para revertir la situación en el Signal Iduna Park. Ocho partidos sin encajar, con citas exigentes de por medio, sirven de aval ante un siniestro y para escapar de conclusiones ventajistas y sin una base al margen de la desazón o el protagonismo.

Ha sido un paso en falso, valga incluso como aviso, lo que no menoscaba el crédito del Sevilla ni descubre ahora carencias que ya se conocían, como la distancia entre Acuña y sus alternativas en la izquierda, o los problemas para generar espacios, solventados en las últimas fechas pero que relucieron contra el Dortmund. También hubo noticias positivas, como la mejoría con la entrada de futbolistas de la segunda unidad, lo que confirma la reducción de la diferencia en líneas generales entre teóricos titulares y suplentes, vital para atender todos los frentes con similar prestancia.

Nadie duda del poderío del Dortmund y que aprovechará cualquier concesión en la vuelta, si bien lo sucedido el miércoles en Nervión contiene, en mi opinión, muchos más indicios de accidente, que podría producirse si los de Lopetegui no competían como saben hacerlo, que de una realidad rotunda acerca de la identidad de Sevilla y Dortmund. En Alemania tendrán los nervionenses la oportunidad de demostrarlo.
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