El técnico sevillano que 'revoluciona' el baloncesto en Dinamarca

Matías Camino, natural de Gines, hace historia en su segunda aventura en el país nórdico. Tras pasar por el Hørsholm 79ers y la cantera del Betis Baloncesto, ahora comanda el proyecto del Stenhus Basketball College, cuyo equipo sénior ascendió a la Basketligaen, además de ganar Copa y Liga en categoría junior, volviendo a ser finalista del torneo copero este mismo año

El técnico sevillano que 'revoluciona' el baloncesto en Dinamarca
Matías Camino da indicaciones a uno de sus jugadores. - ED
Fernando MateosFernando Mateos 9 min lectura

A sus 32 años, Matías Camino López es uno de los entrenadores jóvenes de nuestro país con mayor proyección en el mundo del baloncesto. Comenzó muy joven en los banquillos en Gines, su localidad natal, en la provincia de Sevilla, y ahora se labra una brillante carrera en Dinamarca.

- ¿En qué momento decides que querías ser entrenador de baloncesto?

- Como la mayoría de los niños, yo jugaba al fútbol, pero al entrar en el instituto, la mayoría de mis compañeros jugaban al basket, y así empecé por curiosidad en 2º de ESO. Siempre había querido ser profesor y hubo un día que hizo falta echar una mano en un entrenamiento de niños pequeños. A raíz de eso, con 17 años, hice el curso de nivel 1 de entrenador y al año siguiente, entré a trabajar en las escuelas deportivas.

- En Gines, además, has sido una figura clave en el auge del baloncesto.

- Junto a Pepe Moyano y David Ortega, que ha formado parte del cuerpo técnico de la selección española absoluta y ha sido campeón del mundo, quisimos reflotar el club antiguo. Montamos un sénior, en el que yo hacía ya de ayudante, y en tres o cuatro años, se pasó de tener 60 niños a 350.

- ¿Cómo surge la opción de entrenar en Dinamarca?

- Fue en 2016, de la mano de Rafa Monclova, que fue jugador profesional y entrenador en Cajasol. Yo había entrenado a su hijo en Gines y me ofreció irme con él como ayudante y preparador físico, porque hago ese doble rol al ser graduado en CCAFD. Allí me pegué tres años en el Hørsholm 79ers, dos de ellos en el equipo de la Basketligaen, la primera división de allí, aunque también llevaba un par de equipos en cantera.

- ¿Te costó mucho adaptarte a la vida allí?

- Tenía 23 años cuando me fui, pero fue fácil entre comillas porque éramos varios españoles y nos echábamos una mano, aunque yo desde pequeño siempre he sido muy aventurero y me ha gustado mucho salir al extranjero.

- Regresaste a España para trabajar en la cantera del Betis, ¿pero por qué decidiste volver a Dinamarca?

- No estaba muy convencido del proyecto, con sus ambiciones, y tuve la oportunidad de trabajar en la cantera del Betis Baloncesto y en la tecnificación con los jugadores extranjeros. Mi idea en principio era quedarme e intentar hacer carrera aquí, pero con la pandemia pensé que iba a haber menos oportunidades profesionales y acepté una oferta de Stenhus Basketball College.

- ¿Cómo fue arrancar de nuevo allí?

- Cuando llegué, estaba solo, sin redes sociales del club, ningún trabajo previo… Nada. Eso sí, unas instalaciones espectaculares, con dos pabellones propios en un instituto de 1.500 alumnos. Fue duro, pero veía que había potencial y recursos para crecer y en el segundo año quedamos campeones de la liga regular en categoría sénior, con un equipo de juniors. Perdimos solo dos partidos y subimos a la primera división danesa. Además, la campaña pasada quedamos campeones en junior de Copa y de Liga, que eran los dos primeros títulos de la historia de la academia. Este año hemos vuelto a quedar finalistas de Copa. Íbamos 7 arriba quedando 34 segundos y perdimos en la prórroga, las cosas del baloncesto…

- ¿Qué ha supuesto a nivel personal ganar esos títulos?

- Sobre todo, nos da nombre a la academia. Para mí el ganar no te marca realmente si el trabajo es bueno o malo, no me cambia la vida, aunque esos éxitos sirven para darle visibilidad a lo que hacemos. No me considero mejor entrenador por haberlo logrado. Hay que creer en el trabajo diario y en hacer las cosas bien porque eso te lleva al sitio que te mereces. He disfrutado incluso más de ver crecer el proyecto y otras cosas.

- ¿Como cuáles?

- Cuando empiezo con el equipo sénior el año del ascenso, me decían que no sería capaz de llevar a más de 50 personas. Cogí a mis jugadores, nos fuimos a los colegios para enganchar a los niños con los padres, a hacer sorteos… y en el siguiente partido, había 350 personas. Eso me llena más si cabe, ver que los niños compran las camisetas de los jugadores del primer equipo, que van a que se las firmen…

- ¿Qué perspectivas de futuro tienes?

- Me veo más bien como un entrenador de perfil internacional. Si llegara la oportunidad de entrenar en España sería maravilloso, pero la competencia es muy alta. Yo vivo bien en Dinamarca, estoy contento, me estoy desarrollando como técnico, que para mí es lo importante, y tengo un año más de contrato.

- ¿Y a partir de ahí?

- Creo que estamos llegando un poco al techo del proyecto y yo también me quiero probar a otro nivel más profesional. Mi cabeza está ahora mismo en Holbaek, pero estoy con una agencia internacional y me hablan de opciones en Asia y América. Pero no me querría ir sin asegurarme que aquello siga adelante. Siempre digo que soy un entrenador joven en años, pero viejo en horas. Empecé muy pronto a entrenar. La idea es seguir adelante y a ver qué trae el futuro, pero estoy contento.

- También te eligieron para trabajar con las selecciones de Dinamarca sub 18 y sub 20.

- Así es, aunque ahora me he mantenido un poco al margen porque el verano pasado hice un curso FIBA al que me mandó la Federación Española y eso me impedía estar con ellos. Va normalmente un entrenador por cada federación y me eligieron a mí.

- ¿Cómo fue esa experiencia?

- Es una formación que te da acceso a entrenadores de nivel como Pedro Martínez, Pablo Laso, Pesic... todos técnicos de altísimo nivel. Puedes hablar con ellos de una forma más cercana y luego te da muchos contactos internacionales. Luego dio la casualidad de que se me dio bien y quedé número uno del ranking, así que contento. A nivel currículum es algo interesante porque se valora mucho a nivel europeo y no sabes qué puerta te puede abrir en el futuro.

- ¿Qué echas en falta de España?

- Aparte de los amigos y la familia, se echa de menos la luz. Muchos pueden pensar que lo peor es el frío, pero en realidad es la oscuridad. De noviembre a febrero son meses que oscurece muy pronto.

- Gracias a tu presencia allí, hay varios jóvenes de Sevilla que han podido dar el salto.

- Aparte de Pablo López, que es de Albaida pero fue jugador del Gines y está conmigo desde el primer año, tuvimos a Carmen Calvo, que se graduó en nuestro Bachillerato Internacional, y ahora están Emma Aguiló y Sofía Berraquero, ambas de Gines, además de Daniela García y Darío de la Cuesta, de Brenes y Sevilla respectivamente, que jugaron en el CDG. A nivel académico, ojalá la gente lo conociera porque me parece una oportunidad increíble.

- ¿Por qué en baloncesto andan lejos aún de España?

- Nosotros somos extremadamente competitivos, por eso ganamos tanto, aparte de tener muy buenos técnicos. Sin embargo, trampeamos también mucho en todo, y allí es diferente. No se saltan los semáforos en rojo, por ejemplo. Es una sociedad más avanzada, pero a nivel competitivo les cuesta más, hay que apretarles. Trato un poco de mezclar las dos culturas.

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