Rubi agita el árbol del Betis desde casa

La expresión la acuñó el propio Joan Francesc Ferrer Sicilia cuando era preguntado por si se veía capaz de levantar al equipo justo antes de visitar al Valencia, en la que luego fue su sexta jornada seguida sin ganar (con sólo tres puntos de los 18 posibles). Rubi agitó el árbol del Betis y, justo cuando empezaban a caer los primeros frutos, con la revitalizante victoria ante todo un Real Madrid antes de afrontar el derbi, llegó este parón por culpa del coronavirus que obliga al técnico a seguir agitando La Palmera desde su casa.
Rubi teletrabaja desde su hogar, está en permanente contacto con su cuerpo técnico y sigue dando forma al once con el que trabajará cuando todo esto pase y vuelva la actividad a la competición. El catalán estaba enchufando jugadores que, por una cosa o por otra, se habían desconectado un poco. Por el ejemplo, es un hecho que Edgar se ha ganado ser importante en este equipo, pues aporta muchísimo equilibrio defensivo y, en ataque, comienza a abrirse por fin un abanico hasta ahora demasiado reducido.
Y no es únicamente porque los delanteros no estén todo lo acertado que deberían, pues los tres exiguos goles de Borja Iglesias se compensan con los buenos números de Loren Morón (9), el incombustible Joaquín Sánchez (8) o el mágico Nabil Fekir (7), además de un Sergio Canales (4) que el año pasado estaba muy acertado y este año ha tardado más en gastar pólvora. El verdadero problema es que son pocos los que asumen la tarea del gol. Tanto es así, que hasta el encuentro frente al Madrid el Betis era el equipo con menos realizadores diferentes de LaLiga, empatado con Mallorca y Leganés: sólo siete, los cinco ya mencionados, más Emerson (3) y Bartra (2).
Ahora es penúltimo, igualado con la Real Sociedad, después de que ante el Madrid se estrenaran esta campaña Sidnei Reche, que puso un misil en la escuadra izquierda de Courtois en el 1-0, y Cristian Tello, que anotó el definitivo 2-1 con una gran carrera y definición. Un tanto que le hacía mucha falta para recuperar la confianza después de quedar señalado por fallar ocasiones claras en partidos como el liguero de Ipurua (Eibar) o el de Copa en Vallecas, donde primero pudo desnivelar la prórroga en un mano a mano con el portero del Rayo y luego marró el penalti decisivo de la tanda en la que el Betis quedó apeado de la competición.
El de Sabadell, por fin, fue ese revulsivo que buscaba Rubi, quien por fin ha encontrado goles desde el banquillo, otro de los frutos que le ha caído de ese árbol que agita con tanta fuerza como desesperación. El del Betis es, junto al del Sevilla, el tercer peor banquillo de Primera división, con sólo el 7,9 por ciento de sus goles; media que sale de dividir los tres tantos que han metido sus suplentes entre los 38 que acumulan en total en estas 27 jornadas de LaLiga.
Los pupilos de Rubi, además, han maquillado sus datos en las dos últimas citas: el citado gol de Tello al Real Madrid y el que anotó en el feudo del Valencia Loren, quien también mojó en el estreno liguero ante el Valladolid tras salir en lugar de Borja Iglesias. Es decir, hasta hace 15 días, los verdiblancos llevaban la friolera de 25 partidos seguidos sin goles de un jugador de refresco.
Una vez conseguido estos primeros logros, toca seguir mejorando al equipo en tiempo récord y con el hándicap del parón. Para ello, cada jugador ha recibido un entrenamiento personalizado de una hora al día del que debe pasar un informe al cuerpo técnico para que Rubi no pierda detalle del estado físico en el que se encuentran sus pupilos. Tampoco de su estado de salud, máxime ante la amenaza del COVID-19, así que cada futbolista se toma la temperatura dos veces al día, se pesa y pasa también los datos al míster.
Asimismo, se afana por reforzar el aspecto psicológico, vital para mantener la concentración en los objetivos del equipo y, sobre todo, para reforzar la motivación en estos largos días sin hacer lo que más le gusta a un deportista de elite: competir. Así, espera que la cuarentena no pase factura y que el Betis ofrezca una buena imagen y un rendimiento alto en las 11 jornadas que aún deben disputarse en el campeonato español, con Europa como apetitosa (aunque quimérica) zanahoria que perseguir.
Rubi teletrabaja desde su hogar, está en permanente contacto con su cuerpo técnico y sigue dando forma al once con el que trabajará cuando todo esto pase y vuelva la actividad a la competición. El catalán estaba enchufando jugadores que, por una cosa o por otra, se habían desconectado un poco. Por el ejemplo, es un hecho que Edgar se ha ganado ser importante en este equipo, pues aporta muchísimo equilibrio defensivo y, en ataque, comienza a abrirse por fin un abanico hasta ahora demasiado reducido.
Y no es únicamente porque los delanteros no estén todo lo acertado que deberían, pues los tres exiguos goles de Borja Iglesias se compensan con los buenos números de Loren Morón (9), el incombustible Joaquín Sánchez (8) o el mágico Nabil Fekir (7), además de un Sergio Canales (4) que el año pasado estaba muy acertado y este año ha tardado más en gastar pólvora. El verdadero problema es que son pocos los que asumen la tarea del gol. Tanto es así, que hasta el encuentro frente al Madrid el Betis era el equipo con menos realizadores diferentes de LaLiga, empatado con Mallorca y Leganés: sólo siete, los cinco ya mencionados, más Emerson (3) y Bartra (2).
Ahora es penúltimo, igualado con la Real Sociedad, después de que ante el Madrid se estrenaran esta campaña Sidnei Reche, que puso un misil en la escuadra izquierda de Courtois en el 1-0, y Cristian Tello, que anotó el definitivo 2-1 con una gran carrera y definición. Un tanto que le hacía mucha falta para recuperar la confianza después de quedar señalado por fallar ocasiones claras en partidos como el liguero de Ipurua (Eibar) o el de Copa en Vallecas, donde primero pudo desnivelar la prórroga en un mano a mano con el portero del Rayo y luego marró el penalti decisivo de la tanda en la que el Betis quedó apeado de la competición.
El de Sabadell, por fin, fue ese revulsivo que buscaba Rubi, quien por fin ha encontrado goles desde el banquillo, otro de los frutos que le ha caído de ese árbol que agita con tanta fuerza como desesperación. El del Betis es, junto al del Sevilla, el tercer peor banquillo de Primera división, con sólo el 7,9 por ciento de sus goles; media que sale de dividir los tres tantos que han metido sus suplentes entre los 38 que acumulan en total en estas 27 jornadas de LaLiga.
Los pupilos de Rubi, además, han maquillado sus datos en las dos últimas citas: el citado gol de Tello al Real Madrid y el que anotó en el feudo del Valencia Loren, quien también mojó en el estreno liguero ante el Valladolid tras salir en lugar de Borja Iglesias. Es decir, hasta hace 15 días, los verdiblancos llevaban la friolera de 25 partidos seguidos sin goles de un jugador de refresco.
Una vez conseguido estos primeros logros, toca seguir mejorando al equipo en tiempo récord y con el hándicap del parón. Para ello, cada jugador ha recibido un entrenamiento personalizado de una hora al día del que debe pasar un informe al cuerpo técnico para que Rubi no pierda detalle del estado físico en el que se encuentran sus pupilos. Tampoco de su estado de salud, máxime ante la amenaza del COVID-19, así que cada futbolista se toma la temperatura dos veces al día, se pesa y pasa también los datos al míster.
Asimismo, se afana por reforzar el aspecto psicológico, vital para mantener la concentración en los objetivos del equipo y, sobre todo, para reforzar la motivación en estos largos días sin hacer lo que más le gusta a un deportista de elite: competir. Así, espera que la cuarentena no pase factura y que el Betis ofrezca una buena imagen y un rendimiento alto en las 11 jornadas que aún deben disputarse en el campeonato español, con Europa como apetitosa (aunque quimérica) zanahoria que perseguir.