"Lopera me llamó aldeano y le dije que le iba a dar una hostia que le iba a sacar por la ventana"

"Lopera me llamó aldeano y le dije que le iba a dar una hostia que le iba a sacar por la ventana"
"Lopera me llamó aldeano y le dije que le iba a dar una hostia que le iba a sacar por la ventana" . - F. M.
Fernando MateosFernando Mateos 3 min lectura
Fue el gran hacedor del milagro del Compostela, al que llevó por vez primera en su historia a Primera división y lo mantuvo en la elite durante cuatro temporadas, entre 1994 y 1998, primero con Fernando Castro Santos como entrenador, ex del Sevilla FC, y más tarde con un joven Fernando Vázquez, a la postre técnico del Betis, en el banquillo.

José María Caneda era el peculiar presidente de aquel conjunto gallego que fue víctima en su estadio, el Multiosos de San Lázaro, de uno de los mejores goles de su historia, obra del brasileño Ronaldo, ahora presidente del Valladolid, con la camiseta del Barcelona, al recorrer más de 50 metros con el balón en los pies, sorteando a cuantos jugadores del 'Compos' le salían al paso hasta batir al ex sevillista Fernando Peralta.

Pero más allá del césped, el Compostela tenía en su presidente a un personaje de esos que no dejan indiferente a nadie, siendo famosa su pelea con Jesús Gil, ex presidente del Atlético de Madrid, quien le dio un puñetazo en la cara en las puertas de la sede de la LFP al gerente del club gallego, José González Fidalgo, fallecido ya al igual que el carismático mandatario colchonero.

"Era íntimo amigo de Jesús Gil, por eso sentó mal que pasara lo que pasó. A los 8 días, como no somos rencorosos, le pedí que me invitara a un café y él lloró como un niño. Aquello pasó porque no dejó hablar a Lendoiro y cuando se lo pedí me llamó pelota y le dije que era un trozo de carne con ojos", ha comentado ahora Caneda, 24 años después, en una entrevista en Radio Marca.

Pero, además, Caneda contó otra anécdota que atañe a otro ex presidente de la época, que no es otro que Manuel Ruiz de Lopera, máximo accionistas del Betis durante muchos años: "¿Algún enemigo? No. Pero un día Lopera me llamó aldeano y le dije que le iba a dar una hostia que le iba a sacar por la ventana. Más allá de eso, era un tío acojonante". Lo dicho, Caneda, como Lopera y como Gil, no solía dejar indiferente a nadie.
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