Gastronomía

El secreto mejor guardado de la cocina andaluza

El sondeo del CIS, centrado en la relación entre turismo y gastronomía, recoge las preferencias culinarias de los ciudadanos para identificar los platos más emblemáticos de cada región

El secreto mejor guardado de la cocina andaluza
'Pescaito frito' - Web / Aceitesdeolivaespaña

Andalucía reafirma su conexión con el mar y su tradición gastronómica más popular. La última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dedicada al turismo y la gastronomía, ha identificado cuál es el plato que mejor define la identidad culinaria de cada comunidad autónoma. En esta ocasión, más de 4.000 personas participaron para elegir la receta que, a su juicio, simboliza su tierra.

En el caso andaluz, el resultado no deja lugar a dudas: el pescaíto frito ha sido elegido como el plato más representativo de la región, con un 34,4 % de los votos, superando por muy poco al gazpacho (34,2 %) y al salmorejo (22 %). La encuesta también enseña el fuerte arraigo de la gastronomía local como parte del atractivo turístico de España, donde la comida actúa como un elemento clave de identidad cultural.

El estudio del CIS muestra una radiografía del país a través de sus sabores. En la Comunidad Valenciana, la paella arrasa con un 79,2 % de las preferencias, mientras que en la Comunidad de Madrid el cocido madrileño alcanza un 76,3 %. Cada territorio mantiene así su propio emblema culinario, y en el sur, el pescado rebozado y frito en aceite de oliva continúa siendo un símbolo indiscutible.

Del mar al plato

En ciudades como Málaga, Cádiz o Huelva, este plato forma parte esencial del día a día y de la oferta gastronómica para locales y visitantes. Boquerones, puntillitas, chocos o calamares se sirven recién fritos, con un toque de sal y limón, en los tradicionales chiringuitos junto al mar. La sencillez de su elaboración y la calidad que tiene un producto fresco explican por qué sigue siendo una de las preparaciones más queridas por los andaluces.

Aunque su origen exacto sigue siendo objeto de debate, algunos historiadores sitúan el nacimiento de esta técnica de fritura en tiempos de los árabes, cuando ya se cocinaban pescados a altas temperaturas en los zocos del Mediterráneo. Hoy, esa herencia continúa viva en las costas andaluzas, donde el pescaíto frito no solo es un plato, sino un reflejo de la historia, la tradición y el modo de vida del sur.

Más allá de su valor gastronómico, el pescaíto frito representa también una forma de socializar y de disfrutar del entorno. Reunirse en torno a una mesa frente al mar para compartir una ración recién hecha es una costumbre que se mantiene generación tras generación, uniendo cultura, familia y sabor bajo el mismo aroma al mar.