La playa virgen de Granada que es prácticamente desconocida
Se trata de la playa de La Rijana entre dos playas más conocidas pero que supone el lugar perfecto para disfrutar de la playa en tranquilidad

Sin duda Andalucía es una de las comunidades con más variedad geográfica de toda España. En sus fronteras se puede disfrutar desde paisajes de sierra con nieve hasta algunas de las mejores playas del país o incluso un desierto, que se encuentra en Almería. A esto hay que añadir que más allá de calor algo excesivo que hay en ciertas épocas del año, sus temperaturas suelen ser suaves, sobre todo cuando hace frío. Es decir, para los turistas que provienen del norte de España o ya incluso de fuera del país, esta comunidad autónoma es la más cálida y donde menos frío podrán pasar, especialmente si están acostumbrados a pasarlo en su lugar de procedencia.
Precisamente una de las provincias que alberga esos lugares de nieve y hechos prácticamente para postales, con grandes playas de las que disfrutar en verano es Granada. Aunque hay quienes prefieren playas más parecidas a las del litoral de Cádiz o Huelva, más extensas, las de la provincia nazarí no tienen nada que envidiarle, pero son diferentes. Dentro de estas maravillosas playas se encuentra una que es prácticamente desconocida, La Rijana, y que es perfecta para desconectar.
Una playa especial
Además de la cultura que alberga Granada con la Alhambra, también tiene las mencionadas playas tan especiales. En su zona de costa, que a veces pasa desapercibida, destaca especialmente esta playa escondida, que se encuentra entre Calahonda y Castell de Ferro, además está muy cerca de la ciudad de Motril. Lo especial de este lugar es que teniendo en cuenta la masificación propia de los lugares de costa, es un espacio natural prácticamente virgen y por tanto perfecto para encontrar tranquilidad. Se trata de una cala pequeña con unos 250 metros de longitud por unos 20 de ancho.
Estas dimensiones algo pequeñas hacen imaginar otro de sus grandes atractivos, el estar rodeada de grandes acantilados. De hecho, eso es lo que la hace especial porque parece que está escondida y resguardada por esas piedras. Además, ya incrustada en el agua del Mar Mediterráneo se encuentran los restos de una torre romana de vigilancia, que recuerda a la torre musulmana que se encuentra en Huelva, en Matalascañas. El hecho de que esté tan escondida hace que no acudan muchas personas, pero realmente se trata de un lugar que merece la pena. Eso sí, es importante acudir con calzado adecuado para no sufrir daños con las piedras sobresalientes.