El golazo de Pipi, el mago que guía al Algabeño

A veces, entre los coquetos estadios del fútbol sevillano, descubres a futbolistas cuya calidad sorprende que no haya encontrado hueco en categorías superiores. Javier García Navarro 'Pipi' (Sevilla, 05/09/1992) es uno de esos jugadores que tiene una capacidad de desequilibrio extraordinaria. Gracias a sus nueve goles en 17 encuentros, el atacante del Algabeño está destacando en su debut en División de Honor. Su último tanto ante el Castilleja es el mejor ejemplo de la calidad de un Pipi que está disfrutando con los albicelestes.
Desde muy joven, el futbolista hispalense llamó la atención de sus técnicos. Y en un principio no por su calidad, sino por su menuda estatura, condición por la que su entrenador en benjamines del Torreblanca lo apodó como 'pipirichi'. "Era el más pequeño del equipo", relata el protagonista. Un apelativo que lleva acompañando al torrealbense desde entonces. Tras su paso por el cuadro blanquillo, el atacante completó su formación en los Diablos Rojos, el Nervión y el Sevilla Este, donde en su último año como juvenil consiguió el ascenso a División de Honor. Sin jugar en ninguna de las grandes canteras de la ciudad, Pipi debutó como sénior en la Estrella de San Agustín, que por aquel entonces militaba en la extinta Preferente. Pero donde realmente empieza el a llamar a la puerta de equipos de categoría superior es en los Diablos Rojos."Meto nueve o diez goles en el arranque de temporada 15/16 y recibo una llamada de Jesús Valladares para firmar por el Cabecense". Ante el Alcalá, el 20 de diciembre de 2015, Pipi , que le está muy agradecido a Manuel Luque por la oportunidad que le brindó, se estrenó en Tercera. De Primera Andaluza da el salto al Grupo X.
Al final de dicho curso, el fino futbolista emprendió un viaje a Malta que, sin esperarlo, pudo cambiar su carrera deportiva. Tras disputar un campeonato en la isla del Mediterráneo, recibió una oferta de un club del citado país: el Santa Lucía FC. "Me llamó el presidente y, tras tener dificultades para entender el idioma, di mi visto bueno para iniciar la pretemporada con el club maltés", narra un Pipi que un mes después, a falta de solo una semana para que arrancara la competición, se vio obligado a dar marcha atrás en su decisión: "Tras un mes de entrenamientos, me presentaron un contrato que no contenía las condiciones con las que habíamos llegado a un acuerdo". Desolado, el hispalense regresó a casa, a los Diablos Rojos, donde durante la segunda vuelta de la temporada 16/17 recuperó la ilusión, las ganas por el fútbol. "Decido regresar a mi barrio, con mis amigos para recuperarme anímicamente tras el palo de Malta. Vuelvo a disfrutar del fútbol", explicó el zurdo. Antonio Ortega, su entrenador en el cuadro torrealbense, fue uno de los principales culpables de que Pipi se volviera a sentir futbolista.
Castilleja es la última parada antes de que el atacante firme por el Algabeño. "La temporada en Castilleja me dio bastante confianza", aseguró, a pesar del descenso de los de José Antonio Granja, al que le guarda un gran cariño: "Me ayudó muchísimo. A día de hoy, es un amigo para mí". Ahora, seducido por el proyecto de Diego Tristán (que llevaba siguiendo al torrealbense desde hace varios cursos) de llevar al Algabeño a Tercera, Pipi disfruta junto al equipo albiceleste: "El grupo es magnífico. La confianza de Diego Tristán y del vestuario me está ayudando a dar mi mejor nivel". En este sentido, destaca el papel de Diego López tanto dentro como fuera del vestuario. Así se entiende la jugada de su última diana: "Parece fácil, pero son acciones que, como mucho, te salen una vez en la temporada".
Por último, Pipi recuerda el objetivo del Algabeño: "Somos una familia y todos estamos intentando llevar al equipo a Tercera división".
Desde muy joven, el futbolista hispalense llamó la atención de sus técnicos. Y en un principio no por su calidad, sino por su menuda estatura, condición por la que su entrenador en benjamines del Torreblanca lo apodó como 'pipirichi'. "Era el más pequeño del equipo", relata el protagonista. Un apelativo que lleva acompañando al torrealbense desde entonces. Tras su paso por el cuadro blanquillo, el atacante completó su formación en los Diablos Rojos, el Nervión y el Sevilla Este, donde en su último año como juvenil consiguió el ascenso a División de Honor. Sin jugar en ninguna de las grandes canteras de la ciudad, Pipi debutó como sénior en la Estrella de San Agustín, que por aquel entonces militaba en la extinta Preferente. Pero donde realmente empieza el a llamar a la puerta de equipos de categoría superior es en los Diablos Rojos."Meto nueve o diez goles en el arranque de temporada 15/16 y recibo una llamada de Jesús Valladares para firmar por el Cabecense". Ante el Alcalá, el 20 de diciembre de 2015, Pipi , que le está muy agradecido a Manuel Luque por la oportunidad que le brindó, se estrenó en Tercera. De Primera Andaluza da el salto al Grupo X.
Al final de dicho curso, el fino futbolista emprendió un viaje a Malta que, sin esperarlo, pudo cambiar su carrera deportiva. Tras disputar un campeonato en la isla del Mediterráneo, recibió una oferta de un club del citado país: el Santa Lucía FC. "Me llamó el presidente y, tras tener dificultades para entender el idioma, di mi visto bueno para iniciar la pretemporada con el club maltés", narra un Pipi que un mes después, a falta de solo una semana para que arrancara la competición, se vio obligado a dar marcha atrás en su decisión: "Tras un mes de entrenamientos, me presentaron un contrato que no contenía las condiciones con las que habíamos llegado a un acuerdo". Desolado, el hispalense regresó a casa, a los Diablos Rojos, donde durante la segunda vuelta de la temporada 16/17 recuperó la ilusión, las ganas por el fútbol. "Decido regresar a mi barrio, con mis amigos para recuperarme anímicamente tras el palo de Malta. Vuelvo a disfrutar del fútbol", explicó el zurdo. Antonio Ortega, su entrenador en el cuadro torrealbense, fue uno de los principales culpables de que Pipi se volviera a sentir futbolista.
Castilleja es la última parada antes de que el atacante firme por el Algabeño. "La temporada en Castilleja me dio bastante confianza", aseguró, a pesar del descenso de los de José Antonio Granja, al que le guarda un gran cariño: "Me ayudó muchísimo. A día de hoy, es un amigo para mí". Ahora, seducido por el proyecto de Diego Tristán (que llevaba siguiendo al torrealbense desde hace varios cursos) de llevar al Algabeño a Tercera, Pipi disfruta junto al equipo albiceleste: "El grupo es magnífico. La confianza de Diego Tristán y del vestuario me está ayudando a dar mi mejor nivel". En este sentido, destaca el papel de Diego López tanto dentro como fuera del vestuario. Así se entiende la jugada de su última diana: "Parece fácil, pero son acciones que, como mucho, te salen una vez en la temporada".
Por último, Pipi recuerda el objetivo del Algabeño: "Somos una familia y todos estamos intentando llevar al equipo a Tercera división".