El año más convulso de Isco Alarcón

El malagueño ha vivido una auténtica montaña rusa de emociones en los últimos doce meses, donde ha pasado de jugar en el Sevilla a firmar por el eterno rival

El año más convulso de Isco Alarcón
Isco ha pasado en un año de lucir los colores sevillistas ha firmar por el eterno rival. - RBB / @ Sara Sálamo
Alberto GálvezAlberto Gálvez 4 min lectura

Hace justo un año (domingo 7 de agosto de 2022), el fichaje de Isco Alarcón era oficializado por el Sevilla FC para la temporada 2022-23. El malagueño ponía fin a su etapa como madridista tras nueve temporadas en el Santiago Bernabéu en las que tuvo tantas luces como sombras.

Acudía al Sánchez-Pizjuán para hacerse las fotos oficiales rodeado de su mujer Sara Sálamo y su hijo mayor Theo, quienes disfrutaron de lo lindo viéndole afrontar un nuevo reto deportivo. Isco volvía a su tierra, Andalucía, dispuesto a volver a saborear las mieles de la gloria bajo las órdenes de un Julen Lopetegui que fue quien transmitió órdenes expresas para su llegada a la entidad nervionense.

Luego, llegó la destitución del técnico vasco y su declive en la entidad hispalense, pese a que Sampaoli también contó con él. Le tocó vivir los peores momentos de los últimos tiempos de un sevillismo que también la pagó con él, hasta el punto de tener que hacer las maletas cinco meses después por un desencuentro con los dirigentes sevillistas, concretamente con Monchi, quien le puso en venta en el mercado invernal tras ver que no estaba cumpliendo con las expectativas.

Sólo pudo disputar con la elástica blanquirroja 19 partidos oficiales, divididos en 12 encuentros de LaLiga, 6 de la Liga de Campeones y uno de la Copa del Rey. Anotó un gol, ante el FC Copenhague en la competición europea, y repartió tres asistencias.

Tras rescindir su contrato con el Sevilla FC a finales del mes de diciembre, Isco comenzaría la que podría ser considerada como su etapa más oscura de su carrera. Sin equipo y ejercitándose en solitario a la espera de que le saliera alguna propuesta acorde a su caché.

Y a finales del mes de enero, el Unión de Berlín estuvo a punto de ficharle. Pasó hasta el reconocimiento médico con el equipo germano, pero una serie de malentendidos en las condiciones salariales surgidos a última hora le hizo dar marcha atrás al malagueño y optó por romper el acuerdo.

Desde principio de febrero hasta el final de todas las competiciones, Isco escuchó cantos de sirena de todos los rincones del mundo, pero ninguno se formalizó ni ninguno le terminó de seducir.

Hasta que el pasado 26 de julio, tras más de siete meses inactivo y unos días después de que saliese a la luz su versión sobre lo sucedido con Monchi, el Real Betis decidió hacer oficial su llegada al Benito Villamarín por petición de Manuel Pellegrini, con quien coincidió en los años gloriosos del Málaga.

Ahora, está ilusionado de nuevo con el proyecto bético. Sólo ha podido firmar por un año pero, visto lo visto en pretemporada, se le ve más motivado que nunca con la temporada que arrancará de manera oficial esta semana. La que podría suponer su redención en el fútbol español o la de su sentencia definitiva.