Piccini explica cómo la 'mala vida' lastró su aventura en el Betis: "Salía, disfrutaba de la noche..."
El lateral derecho italiano acaba de colgar las botas a pesar de que sólo tiene 33 años y hace balance de una carrera deportiva que le ha llevado por 13 equipos en seis paises distintos en los que fue aprendiendo que las lesiones no podían ser casualidad cuando uno se iba a entrenar después de dormir un rato en el coche tras pasar toda la noche de fiesta

Una vez que se ha retirado oficialmente del fútbol hace justo un mes, cuando expiró su contrato en el Yverdon Sport de Suiza, llega el momento de hacer balance de una carrera que le llevó a jugar en la ACF Fiorentina, en el Carrarese Calcio, en Spezia Calcio, en el AS Livorno y en el Atalanta BC, en Italia; en el Real Betis y el Valencia CF, de España; en el Sporting Clube de Lisboa, en Portugal; en el Estrella Roja de Belgrado, de Serbia; en el FC Magdeburg, de Alemania; y en el San Luis de México antes de esa última aventura en tierras helvéticas. "Creo que son 13 equipos (contando con el filial 'viola') y seis países. No está mal, ¿no?", pregunta Cristiano Piccini remarcando que ha decidido colgar las botas con sólo 33 años.

La mala vida, el motivo de las numerosas lesiones de Piccini
Siempre se habló de que las lesiones evitaron que el lateral derecho fiorentino, que llegó a ser tres veces internacional absoluto con Italia, reflejase con continuidad su superlativa calidad; pero a su juicio hay un motivo aún más rotundo que explica por qué no llegó a más. Es simple, "la mala vida". Así de sincero lo ha reconocido en una entrevista en la que hace especial mención a su etapa de joven talento emergente en la Fiorentina (2011-2014) y como refuerzo del Betis (2014-2017) a la hora de hablar de esos hábitos totalmente desaconsejables para un deportista profesional de máximo nivel.
A Heliópolis llegó en el verano de 2014 tras despuntar en la cantera de la Fiorentina, recomendado por su excompañero Joaquín Sánchez y en primera instancia como cedido. Al año siguiente se quedó por 1,5 millones de euros y fue traspasado en 2017 por el doble al Sporting lisboeta, donde ofreció un gran nivel que le permitió volver a LaLiga de la mano del Valencia, donde a su juicio se ha visto su mejor versión. O al menos la más regular siempre que le respetó su conocida fragilidad física.
"En Italia era difícil que un chico tan joven pudiera asentarse en un equipo tan importante como la Fiorentina. Salías del Primavera, juegas cedido en la Serie C, en la Serie B, en la primera división pero un equipo más pequeño... Y luego llegó la oferta del Betis y la decisión mía también de querer probar esa experiencia en el extranjero, después de estar un poco desilusionado con tantas cesiones. Al Betis llego muy ilusionado con la experiencia de poder jugar en un equipo tan grande, pero seguramente no estaba preparado porque era joven y llegaba con mi estilo de vida en Italia. Como realmente no me conocía nadie, hacía lo que todo chico joven: salir, disfrutar de la vida, de la noche...", confiesa en una charla con AS.

Sevilla, demasiada tentación para el joven Cristiano Piccini
"Yo me encontré en una ciudad muy llamativa en ese aspecto (Sevilla) y no supe gestionarlo al principio. Tuve muchas lesiones musculares porque no me comportaba como un profesional, no tengo ningún problema en admitirlo. Después del primer año en Segunda división, subimos a Primera, donde no jugué muchos partidos. Al año siguiente el Betis me compró. Ahí ya había asentado la cabeza, ya había conocido la ciudad, ya había entendido que mi cuerpo también estaba cambiando... Pero cuando llegué con 22 años pensaba que tenía la misma resistencia para no dormir tanto, para salir, beber... Me creía que era Ironman y podía hacer todo. A los entrenamientos del Carrarese llegaba directamente. Dormía dos horas en el coche y me iba a entrenar.
"En el segundo año del Betis jugué 18 partidos seguidos a un buen nivel y la putada fue que en el primer partido de la segunda vuelta me rompí el cruzado. Y ahí obviamente pues se paró un poco mi progresión. Me operé, hice la rehabilitación y en seis meses, o sea, empezando la temporada siguiente, ya estaba bien para jugar e hice una buena temporada ahí. Luego me fichó el Sporting de Lisboa", añade Piccini, en el que considera que fue un punto de inflexión para su madurez futbolística y personal.