Villa Gómez3 min lecturaLa Policía Nacional evitó la noche del pasado 5 de noviembre una batalla campal entre ultras del Real Betis y el Sevilla FC, que se habían citado para pelear a través de las redes sociales y que se concentraban en dos grupos muy diferenciados, portando prendas de colores alusivos a ambos conjuntos, además de todo de tipo de armas y objetos contundentes. Según explicaban este lunes las fuerzas de seguridad del Estado, se incautaron de más de 50 palos de grandes dimensiones, tres barras de hierro, otros tantos sticks de hockey, un martillo y numerosas piedras de gran tamaño, además de un casco, cuatro pasamontañas, una bengala y una defensa antirrobo, que iban a ser utilizados para un enfrentamiento masivo en la víspera del último derbi, con alrededor de 200 individuos implicados según fuentes oficiales, con lo que las consecuencias habrían sido realmente graves de haberse podido pelear sin cortapisas.
Como es habitual, el dispositivo preventivo de la Policía incluía la revisión de los lugares habituales de reunión de los radicales de los dos equipos, detectando movimientos sospechosos en las inmediaciones del Estadio Benito Villamarín, aunque, tras "una rápida actuación", según el comunicado, consiguieron dispersas a los numerosos congregados, que, tras la intervención, salieron huyendo para, posteriormente, participar en una reyerta de menores dimensiones en el Parque Guadaíra, de la que se tiene constancia de cuatro heridos. Los ultras salieron corriendo del primer lugar de inmediato, "dejando atrás en la huida los objetos contundentes que portaban", aunque los agentes consiguieron identificar y controlar a más de la mitad de las personas reunidas para agredirse.
Por fortuna, el "enfrentamiento violento" posterior tuvo consecuencias "de menor entidad" debido a la incautación previa del material referido en el dispositivo de seguridad desarrollado por la Brigada Provincial de Información y la rápida respuesta de la Unidad de Prevención y Reacción de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana, añade la nota. Con esto, se consiguió que El Gran Derbi transcurriera sin incidentes reseñables y que polémica estuviera solamente dentro del recinto de juego, el Coliseo de La Palmera, y sin que las expulsiones (dos por parte del Betis y una del Sevilla), las reclamaciones de los profesionales y el cruce de declaraciones, con Monchi como elemento de discordia, enturbiasen un espectáculo que, sin duda, habría quedado gravemente marcado en caso de que la batalla campal que se gestó en las redes sociales hubiese producido más heridos o lesiones de mayor consideración.