Mourinho resurge en Europa: el técnico devuelve competitividad al Benfica pero temen su salida
José Mourinho reactiva la ilusión del Benfica en Champions con un triunfo que vuelve a colocarlo en la pelea por la clasificación

El Benfica ha dado un giro inesperado a su trayectoria en la Champions League, pasando de un arranque desastroso —con 0 puntos de 12 posibles— a recuperar la esperanza gracias a dos victorias consecutivas que lo devuelven a la pelea por entrar entre los 24 mejores de la competición. La figura de José Mourinho, recién llegado al banquillo lisboeta, empieza a dejar huella en un equipo que necesitaba urgentemente un cambio de rumbo.
El contexto de la llegada de Mourinho
El aterrizaje del técnico portugués en Lisboa no estuvo exento de polémica. Su salida del Fenerbahçe, acompañada de un finiquito millonario, incrementó hasta 108 millones de euros las indemnizaciones acumuladas a lo largo de su carrera. Aun así, el Benfica decidió apostar por él en un momento crítico, con el equipo hundido en la clasificación europea y con pocas perspectivas de avanzar de fase.
Pero el triunfo ante el Ajax a domicilio cambió la dinámica del conjunto encarnado. Aquella victoria sirvió para insuflar confianza a un vestuario que necesitaba aire, y que volvió a responder este miércoles con un sólido 2-0 ante el Nápoles en el estadio Da Luz, gracias a los tantos de Richard Ríos y Leandro Barreiro.
Una cláusula que marca el futuro del técnico
En Portugal se ha hablado mucho de una cláusula especial en el contrato de Mourinho: el Benfica y el entrenador podrán romper el vínculo al final de la temporada sin penalización económica. Una condición poco habitual, pensada para proteger al club después de años pagando finiquitos astronómicos a otros técnicos.
Esta temporada, el entrenador contará aún con dos desafíos mayúsculos en la Champions: enfrentarse a la Juventus en Turín y recibir al Real Madrid en Lisboa. El camino es estrecho, pero el equipo vuelve a creer.
Un Benfica competitivo y fiel al plan de juego
Mourinho sorprendió con la suplencia de Pavlidis y la titularidad de Ivanovic, una apuesta que terminó dando frutos ante un Nápoles que sigue sin encontrarse fuera de casa. Los portugueses se mostraron agresivos, ordenados y con capacidad para atacar los espacios. El conjunto de Antonio Conte tuvo más posesión, pero casi ninguna claridad en los últimos metros.

El primer gol llegó tras un balón suelto que Richard Ríos aprovechó con viveza, anticipándose a la defensa italiana. El segundo tanto, ya en la reanudación, nació de una acción del propio Ríos, cuyo centro fue desviado con una brillante espuela por Barreiro en el primer palo.
Dominio, intensidad y un rival sin respuestas
El Nápoles, sin hombres fundamentales como Zambo Anguissa, De Bruyne, Gilmour o Lobotka, mostró un centro del campo desdibujado e incapaz de competir en ritmo. Mientras tanto, el Benfica ejecutó el plan a la perfección, con un Otamendi imperial en los duelos y un equipo que supo sufrir y correr cuando lo necesitó.
Debuts y rotaciones que fortalecen el proyecto
Mourinho también dio minutos a Tiago Freitas y José Neto, dos jóvenes a quienes no tenía previsto utilizar, pero en quienes confió para mantener la intensidad en los minutos finales. Para ambos, debutar en Da Luz, en Champions y con victoria, supone un impulso enorme para su desarrollo.
El 2-0 deja al Benfica con seis puntos y todavía con opciones reales de clasificación. La exigencia será máxima, pero el impulso anímico ha llegado en el momento justo. Con un Nápoles caído en la tabla y un Benfica renacido, los últimos dos partidos prometen ser decisivos para el destino europeo de los lisboetas.