Además de la derrota, está claro, hay un asunto que preocupa en Osasuna. Y ese es el bajón que ha dado Bryan Zaragoza en su rendimiento. El extremo malagueño estaba siendo el mejor de los rojillos antes de su lesión, y era la pareja de baile perfecta para Ante Budimir. Pero, desde su vuelta de la lesión a principios del mes de febrero ante la Real Sociedad, el jugador del Bayern de Múnich no es el mismo.
En el encuentro ante el Celta, además de faltarle esa chipa en el uno contra uno que le caracteriza y que hizo que un gigante del fútbol europeo como el Bayern de Múnich se fijara en él, ahora se le nota nervioso y también desconfiado. En las ocasiones en las que tuvo el balón en los pies, con el defensor delante, que es lo que a él le gusta, buscaba siempre la opción más complicada o precipitada, como algún lanzamiento que efectuó desde zonas en las que era casi imposible marcar gol.
También se intuye un problema de confianza tras el percance médico. El propio Vicente Moreno lo advirtió en la previa del partido, que necesitaba ir sumando minutos para acercarse cada vez más al Bryan Zaragoza talentoso y brillante del comienzo del curso. Desde la lesión ya ha participado en cinco encuentros, contando el del Celta. En los últimos tres ha sido titular, en uno jugó una hora y en los otros dos 80 minutos. Pero sin éxito. Habrá que darle más tiempo para que se reencuentre con su mejor versión, pero Osasuna debe apretar si no quiere desengancharse del tren de Europa, ya que las plazas van a estar muy caras.
El bajón de Bryan Zaragoza se ha juntado con el ‘parón’ goleador de Ante Budimir. El croata está firmando una temporada histórica, pero en el mes de febrero solo ha anotado un gol, y fue de penalti, ante el Real Madrid. Por encima de todo, sus datos generales de la temporada son sobresalientes con 16 goles en 28 partidos jugados con Osasuna.