El Sadar estalla contra Bryan Zaragoza en su regreso a Pamplona

El regreso de Bryan Zaragoza a El Sadar no fue el esperado. El extremo andaluz, que vistió la camiseta de Osasuna la pasada temporada, fue recibido con división de opiniones y acabó marchándose entre pitos tras una acción que encendió a la grada pamplonesa

El Sadar estalla contra Bryan Zaragoza en su regreso a Pamplona
El Sadar estalla contra Bryan Zaragoza en su regreso a Pamplona - Cordon Press

El regreso de Bryan Zaragoza a El Sadar no pasó desapercibido. El extremo, que vistió la camiseta de Osasuna la pasada temporada, volvió al estadio pamplonés con su nuevo equipo y fue protagonista involuntario de uno de los momentos más tensos del encuentro. Los 75 minutos que estuvo sobre el césped bastaron para comprobar que su paso por Pamplona sigue generando sentimientos encontrados entre la afición rojilla.

Un regreso con luces y sombras de Bryan Zaragoza

Bryan volvía a un escenario que conoce bien y que marcó uno de los puntos más altos de su carrera reciente. En El Sadar firmó algunos de sus mejores partidos, incluido aquel inolvidable 4-2 ante el Barcelona que hizo vibrar al estadio. Sin embargo, su posterior lesión y la irregularidad mostrada en el tramo final de la temporada pasada dejaron un sabor agridulce entre los aficionados.

A pesar de todo, el extremo andaluz siempre mantuvo una actitud respetuosa con el club y con la afición. Nunca pronunció una palabra fuera de tono y, de hecho, agradeció en varias ocasiones el cariño recibido durante su etapa en Pamplona. Su regreso, por tanto, despertaba curiosidad, más que rechazo, entre los seguidores de Osasuna, que querían ver de nuevo a su exjugador sobre el verde.

Bryan Zaragoza, controlado por Moncayola

Desde el inicio del encuentro, se pudo ver a un Bryan Zaragoza fiel a su estilo: pegado a la banda izquierda, con ganas de encarar y de desbordar. Su emparejamiento con Moncayola, reconvertido en lateral, fue uno de los duelos más destacados del partido. El navarro se empleó con intensidad, midió bien sus esfuerzos y logró frenar en varias ocasiones las internadas del extremo.

Bryan lo intentó con insistencia, driblando y buscando el disparo lejano, pero se encontró con una defensa bien organizada y con pocas opciones claras. Su esfuerzo ofensivo contrastó con su escasa aportación defensiva, algo que Osasuna supo aprovechar para ganar metros por su costado.

Hasta ese momento, el regreso del andaluz estaba siendo discreto, casi desapercibido, en un ambiente centrado más en animar a los locales que en juzgar al visitante. Pero todo cambió en una jugada puntual que alteró por completo el ánimo de la grada.

La acción de Bryan Zaragoza que encendió El Sadar

Corría el minuto 40 cuando el árbitro señaló un fuera de juego y Moncayola trató de sacar rápido para reanudar el juego. En ese momento, Bryan se interpuso y, tras un leve contacto, cayó al suelo fingiendo una agresión del jugador rojillo. La acción no tuvo mayores consecuencias, ya que el colegiado dejó seguir el juego al no apreciar nada punible.

Sin embargo, la reacción del público fue inmediata. El gesto del exrojillo no gustó nada a la grada, que respondió con una sonora pitada cada vez que Bryan tocaba el balón. Lo que hasta entonces había sido un recibimiento tranquilo se convirtió en un ambiente hostil para el atacante, que desde ese instante fue abucheado por buena parte del estadio.

Pitada final y despedida fría a Bryan Zaragoza

El rendimiento de Bryan Zaragoza fue de más a menos y su técnico, Giráldez, decidió sustituirlo en el minuto 75. En ese momento, El Sadar dictó sentencia. El público, que había mantenido la tensión durante toda la segunda mitad, despidió al jugador con una pitada generalizada, aunque entre los silbidos también se escucharon algunos aplausos aislados de quienes valoraron su etapa en el club.

El regreso del extremo a Pamplona dejó claro que su huella en Osasuna no es una cuestión sencilla de olvidar. Aunque no protagonizó gestos hacia la grada, su actuación estuvo marcada por esa jugada polémica que cambió el tono del recibimiento. Un regreso con más ruido que fútbol y con la sensación de que, para buena parte de la afición rojilla, Bryan ya forma parte del pasado.