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El elegido por Monchi no esperará mucho y esto complica una decisión crucial

El favorito del director deportivo nervionense para llevar las riendas del Sevilla la próxima temporada debería esperar a junio, cuando termine LaLiga y se defina quién gana la Europa League, pues Mendilibar tendría todo a su favor si mete a los blanquirrojos en Europa por cualquiera de las dos vías abiertas

El elegido por Monchi no esperará mucho y esto complica una decisión crucial
Ramón Rodríguez Verdejo recibe a uno de sus fichajes invernales, Pape Gueye, en la terminal privada del Aeropuerto San Pablo de Sevilla. - Lince
Óscar MurilloÓscar Murillo5 min lectura

Esta semana, los cinco sentidos de todos los que pintan algo en el Sevilla FC están centrados en el partido de vuelta de las semifinales de la Europa League. Tras el 1-1 del pasado jueves en el Juventus Stadium de Turín, que pudo ser mucho mejor, los blanquirrojos buscarán la victoria en el Ramón Sánchez-Pizjuán para disputar su séptima final de la competición, con seis precedentes ilusionantes a los que aferrarse. A partir del viernes, con una sonrisa de oreja a oreja, de pasar, o con una mueca de disgusto, de quedarse en el camino ante los 'bianconeri', los pupilos de José Luis Mendilibar empezarán a pensar en el derbi del domingo (21:00 horas) frente al Real Betis y la necesidad de más o menos rotaciones en un once que camina con paso firme hacia la revalidación de su pasaporte, que puede sellar a esta hora por dos vías diferentes, una de ellas con el premio de la Champions League.

Por todo lo anterior, la planificación de la temporada 22/23 queda, a día de hoy, en segundo plano. O en uno paralelo, mejor dicho, porque Monchi y sus colaboradores, pese a que sigue en el aire la permanencia del isleño en la dirección deportiva tras recibir una jugosa propuesta del fútbol mexicano, no dejan de estudiar alternativas para mejorar la plantilla en la próxima ventana. Con Gattoni amarrado, Pedrosa apalabrado, la renovación de Gudelj cerrada y dos opciones de compra ventajosas que activar por Badé y Pape Gueye, serán los posibles ingresos por salidas (Óliver Torres, Suso, Bono, En-Nesyri...) los que generarán el margen suficiente para acometer otras contrataciones que no alteren el equilibrio financiero impuesto por LaLiga. Aunque lo primero será elegir al capitán de la nave sevillista, con disparidad de opiniones en el comité ejecutivo nervionenses.

No es ningún secreto que Monchi prefiere que el entrenador de las próximas campañas sea Andoni Iraola, al que atribuye una gran evolución desde que se retirara como lateral derecho del Athletic (previo paso por el New York City) en 2017. El vasco se curtió en el AEK Larnaca chipriota, descolló en el Mirandés (semifinalista de la Copa del Rey bajo sus órdenes, eliminando a Celta, Villarreal o el propio Sevilla por el camino) y se ha curtido en el Rayo Vallecano, al que tiene año tras año luchando por Europa. Entiende el de San Fernando que, a sus 40 años, el míster de Usurbil es el idóneo, aunque tiene las manos atadas hasta dentro de tres semanas. En la segunda se junio, una vez terminado el curso, todos sabrán a qué atenerse en Nervión. Porque, como deslizaron Castro y, sobre todo, Del Nido Carrasco, sería poco entendible no ofrecer la renovación a Mendilibar si deja al equipo en Europa vía LaLiga o gana la UEL. Otra cosa es que el de Zaldívar acepte o renuncie, esto último si percibe poco 'feeling' hacia el nuevo proyecto.

Pero el caso es que Iraola tiene prisa. O se la están metiendo en Vallecas, mejor dicho. Ya ocurrió el verano pasado, cuando las elecciones en el 'Botxo' amenazaban con su regreso a casa. Ahora, después de atar a Isi Palazón hasta 2028, Martín Presa busca un golpe de efecto con la renovación de su entrenador, con cierto mando en plaza y perspectivas de una apuesta superior en pos de instalarse en la mitad alta de la tabla. La idea es concretar unas negociaciones ya en marcha esta misma semana, la próxima a lo sumo, para evitar que la Premier League, el Sevilla o el Villarreal vuelvan a tentar a Iraola, que ya rechazó al Leeds, dispuesto a pagar los ocho millones de euros de su cláusula de rescisión, que también podrían entrar en el trato, abaratando su salida en caso de determinadas propuestas superiores.