No da para más. El
Sevilla buscaba el 'sueño imposible', buscaba romper un techo ubicado muy por encima de sus posibilidades, y se ha chocado de lleno con la dura realidad de un fútbol de elite en el que los poderosos te golpean sin piedad aprovechando la más mínima ventaja que encuentran. Después del 1-2 encajado en
Nervión, superar los cuartos de final de la
Champions sólo será posible si los astros se alinean y un milagro acontece en
Múnich.
El
Sevilla necesitaba un partido perfecto para encarrilar la eliminatoria ante el
Bayern y algunas dosis de buena suerte, pero ni hizo lo primero y ni tuvo lo segundo. El equipo de
Montella necesita sufrir y generar muchísimo para marcar; y encaja con lo poquito que le genera su rival. Aun sin
Banega, y con la arriesgada apuesta del técnico italiano apostando por
Soria en lugar de
Rico, el
'Mudo' se puso el traje del 'Mago', y el
Sevilla fue superior al
Bayern en una primera parte memorable en la que no mereció el cruel castigo de un empate marcado en propia por Navas.
Hay una buena base, un once fiable, pero fallan las piernas y falló
Montella al no refrescar al equipo con cambios en la segunda parte. Al menos, ya hay un fichaje de invierno,
Sandro, que se sube a un carro al que le quedan muchos partidos que recorrer: la vuelta en
Champions, la final de
Copa y ocho jornadas de
Liga -con derbi incluido- en las que el
Sevilla debe asegurar una plaza europea.
Sandro aportó ganas -hizo dos robos meritorios- y miró a puerta -buen disparo lejano-.
Las diferencias entre el
Sevilla y el
Bayern son demasiado evidentes. Las ya conocidas por presupuesto, plantilla, palmarés... se hicieron palpables, sin ir más lejos, en las sustituciones. Mientras
Montella miraba a su banquillo sin encontrar a quien -bajo su criterio- mejorara a su fatigado once,
Jupp Heynckes daba un salto cualitativo a su Bayern sustituyendo al lesionado Vidal por
James o a Bernat por
Rafinha en el descanso. Ribéry dejó su puesto a
Robben en el tramo final -otros dos ilustres para un equipo gigante-.
Poco que reprochar al
Sevilla en su brillante caminar por la
Champions. A Montella, y lo hizo la grada de forma unánime, su tardanza al realizar los cambios. El
Bayern es, en estos momentos, más rival que el
United de Mourinho. Impuso su jerarquía, pero el
Sevilla tuvo fases de dominio e intentó, con más corazón que cabeza, tirando de orgullo, buscar un empate que no llegó y que le deja con muy pocas opciones de superar unos límites que se le escapan. Salvo milagro, ya sabe dónde está su techo actual.