2018: el Betis crece y el Sevilla no cae de las alturas

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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2018: el Betis crece y el Sevilla no cae de las alturas
- Joaquín Adorna (@JoaquinAdornaED)
Hacer balances de año natural en fútbol suele llevar a engaños porque, realmente, el rendimiento de los equipos se mide en temporadas que se inician el 1 de julio y que concluyen el 31 de junio del año siguiente. Hacerlo desde el 1 de enero, cuando arranca la fase crucial de una campaña ya en marcha, hasta el 31 de diciembre, cuando ya ha comenzado un nuevo ejercicio, puede generar notables contradicciones. En el caso de los balances del Sevilla y del Betis en el 2018, tan sólo se sale del cuadro la destitución de Berizzo a finales de diciembre y la eliminación del conjunto bético en la Copa del Rey.

El Betis cayó ante el Cádiz en el 2017 y esa mancha en el expediente no afecta a un 2018 que se puede calificar como el año del crecimiento del conjunto bético en todas sus parcelas. En la fundamental, la deportiva, con la clasificación para la Europa League; así como en lo social y en lo institucional. El Betis está en fase de crecimiento. Esa es, sin duda, la mejor noticia. Atrás quedaron años convulsos y de mediocridad, y se espera en un futuro cercano el fruto de lo sembrado desde la llegada de Serra Ferrer, pieza angular en la mejora deportiva del club. Crecer y seguir creciendo hasta encontrar un techo que debe estar en ganar la Copa del Rey o la Europa League, como opciones reales, y en mantenerse de forma consecutiva varios años en Europa para que el crecimiento sea sostenido. El estilo de Setién, manteniendo su esencia -la posesión-, se deforma a veces para hacerse fuerte en defensa y lograr lo que la afición demanda: ganar partidos. En la caja hay dinero y el apoyo en una grada ilusionada está garantizado. Al 2018 no se le puede poner un 10, como hizo Setién, porque la perfección en el Betis debe asociarse, al menos, a la conquista de un título.

Si el Betis crece, el Sevilla ha logrado mantenerse en las alturas. Tiene muchísimo mérito porque en el camino ha habido cambio de entrenadores (a Berizzo, que no entra en la foto del 2018, le sustituyó Montella y a éste Caparrós) y cambio en la dirección deportiva. La pésima final de Copa le costó el cargo a Óscar Arias y el propio Caparrós acabó asumiendo el difícil reto de hacer olvidar a Monchi. Muchas precipitaciones en la toma de decisiones, muchos nervios, rumores y certezas de que los grandes accionistas pretenden vender... y pese a todo, unos históricos cuartos de final de Champions, otra final copera y, por decimocuarta vez en quince años, clasificado para la Europa League.

El Sevilla no se cae y Machín ha llegado para dar un nuevo impulso con sus métodos, con su fútbol ganador y con sus ganas. Crispación, pero otro año elevando un altísimo listón.
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