La afición del
Sevilla vería con buenos ojos que
Caparrós liderara en el banquillo el proyecto que
Monchi va a construir desde la dirección deportiva para la campaña 2019-2020. Así quedó de manifiesto en la encuesta realizada por ED a través de nuestra web. Aun tratándose de un factor fundamental, no será el respaldo social a lo que se agarre el utrerano para intentar cumplir el mayor de sus sueños.
Caparrós ya lo ha demostrado mil veces. Llegó en su día al
Sevilla y ha vuelto para servir, nunca para servirse. Obró el milagro la pasada temporada resucitando a un equipo muerto y clasificándolo para Europa. Aceptó la dirección deportiva porque el club le necesitaba y ha tenido la
honestidad de reconocer que no le gusta negociar con terceros, virtud clave para un puesto en el que no se sentía cómodo. Y ha vuelto a enfundarse el chándal en otra situación delicada, tras destituir al técnico en el que él confió y reconociendo, en otro alarde de sinceridad que también le honra, que siente como fracaso personal el despido de
Machín.
Caparrós va a intentar lograr la cuarta plaza en las diez finales que le quedan (ya ganó al Espanyol en su debut en Barcelona) para que el
Sevilla vuelva a la
Champions y dejará en manos de
Monchi la decisión final.
Paco Gallardo, uno de sus ayudantes, asegura que
"Joaquín se ha renovado" y está tan preparado como el que más. Experiencia y sevillismo le sobran, y los aficionados le quieren. Si logra la cuarta plaza, tan impecable hoja de servicio merecería una soñada recompensa, aunque él no pierda ni un segundo en pensar en su futuro.
Joaquín Adorna
