La confesión que hunde a Ferrari
Piero Ferrari reconoce que las limitaciones económicas han dejado al equipo sin margen de reacción y en un ciclo peligroso

Ferrari atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia reciente. El hijo de Enzo Ferrari, Piero, ha puesto palabras a un sentimiento que en Maranello se ha convertido en una realidad incómoda: el techo presupuestario está limitando al equipo en su intento de volver a ser campeón.
El último título de pilotos se remonta a 2007 y el de constructores a 2008. En 2026 se cumplirán dos décadas desde la última gran corona de un piloto vestido de rojo, una cifra que duele en un equipo acostumbrado a reinar. “Hoy es muy complicado recuperar porque no podemos gastar más dinero para cubrir las carencias”, ha reconocido Ferrari en La Gazzetta dello Sport.

Un techo que limita la reacción
El gran problema para Ferrari y otros gigantes históricos es que ya no sirve con inyectar millones para acelerar el desarrollo. “Cuando entras en un ciclo negativo, no sabes cuándo vas a tocar fondo”, advierte Piero Ferrari. Antes, bastaba con multiplicar el trabajo en el túnel de viento, hacer pruebas casi diarias en Mugello o Fiorano y diseñar piezas a contrarreloj. Hoy, el reglamento impide esa libertad.
Mientras tanto, otros equipos han aprovechado mejor las oportunidades. Mercedes dominó durante la era híbrida, Red Bull tomó el relevo y McLaren amenaza con convertirse en la nueva referencia. Ferrari, atrapada en su propio pasado, observa con impotencia cómo las oportunidades se escapan.
Un gigante que perdió sus armas
La situación actual contrasta con la era de Michael Schumacher. Aquel dominio no se debió solo al talento del piloto alemán, sino también a la visión de Ross Brawn, el genio técnico de Rory Byrne y la mano firme de Jean Todt. Además, Ferrari contaba con dos bazas hoy imposibles: neumáticos Bridgestone diseñados a medida y una libertad total para realizar test en pista.
Ambos privilegios desaparecieron. Primero, con la llegada del proveedor único de neumáticos. Después, con la prohibición progresiva de las pruebas privadas. Y el techo presupuestario ha terminado de cerrar la puerta a cualquier reacción rápida.
Mirando a 2026
El gran cambio reglamentario previsto para 2026 aparece como la última gran oportunidad para Ferrari. Pero también supone un riesgo: si Maranello vuelve a fallar, podría quedar atrapada en otro ciclo negativo de varios años.
“Existe un fuerte sentido de pertenencia a Ferrari, un orgullo que sigue intacto”, recuerda Piero Ferrari. Sin embargo, el orgullo ya no gana carreras. Y en Maranello crece la sensación de que, por mucho espíritu que haya, las reglas del juego ya no permiten soñar tan alto como antes.