Los primeros meses de
Asier Garitano como entrenador de la Real Sociedad están siendo muy complicados. Al de Bergara se le podrán echar cosas en cara; pero en su debe no está darle una vuelta al equipo. De hecho, ha dado muchísimas; pero
sigue sin acertar con la tecla adecuada y está muy lejos de la solidez y la competitividad que le caracterizaban en su etapa en el Leganés.
Ha usado a los dos porteros, ha cambiado en varias ocasiones la pareja de centrales y en la delanter
a ha probado todas las combinaciones; pero la Real sigue siendo un equipo que encaja mucho (sólo ha dejado la portería a cero dos veces) y que mete poco... o casi nada.
De hecho, suma casi 200 minutos sin marcar y en Anoeta sólo han celebrado tres en cuatro partidos sin que ninguno de ellos haya servido para ganar, pues
no conoce la victoria aún como local y le crecen los enanos: se lesionaron Willian José, Mikel Merino o Llorente, Juanmi y Theo fueron sancionados y ahora se le ha caído el mejor en los últimos partidos, Sangalli, tras sufrir un ictus.
Muy necesitados de estímulos positivos, hoy se aferran a Willian José y a su posible asociación con Oyarzabal y con un Sandro que aún no ha mojado. Con este tridente en forma (y Juanmi de revulsivo) confía en poder abrir el caudal.
Garitano seguirá fiel a un dibujo a caballo entre el 1-4-2-3-1 y el 1-4-3-3, con tres medios (Illarra, Zubeldia y Rubén Pardo) y las bandas libres para las irrupciones de Gorosabel y Theo, otro que necesita reivindicarse y que estaba bien hasta su sanción de cuatro partidos. El lateral necesita ganar ritmo, igual que Diego Llorente, recién salido de otra lesión grave y favorito para acompañar a Aritz (ojo al poderío de ambos a balón parado) pues en Héctor Moreno y Navas confía poco.