¿Qué es la marcha atlética y por qué tiene reglas tan estrictas?

La marcha es una prueba atlética que consiste básicamente en andar lo más rápido posible bajo unas reglas muy definidas y de obligado cumplimiento

¿Qué es la marcha atlética y por qué tiene reglas tan estrictas?
La marcha es una prueba atlética muy exigente. - CORDON PRESS

La marcha se erige en una de las disciplinas del atletismo más peculiares y también que más alegrías brinda a España, convertida en una potencia mundial en este deporte, tal y como quedó demostrado en los Mundiales de Budapest y en París 2024 con las medallas conseguidas.

Se trata de una prueba que genera muchas preguntas y a veces confusión al contar con unas normas muy estrictas debido a su propia razón de ser. Y es que, en resumidas cuentas y para que todo el mundo lo entienda, la marcha consiste en andar lo más rápido posible sin llegar en ningún momento a correr durante las dos distancias oficiales, los 20 kilómetros y los 35 kilómetros, que ha sustituido a los 50, entre otras cosas, para ser más atractivo para el espectador.

Reglas básicas

Así las cosas, esta modalidad se rige por dos reglas básicas completamente necesarias para evitar que se haga trampas cruzando la línea entre caminar y correr. La primera es que en todo momento al menos un pie debe mantener contacto con el suelo, estando completamente prohibido que los atletas levanten ambos pies del piso al mismo tiempo. Los jueces vigilan en todo momento que esto no suceda y pueden llegar a descalificar al corredor.

Además, durante la marcha atlética, los atletas deben mantener la pierna recta desde el momento del contacto con el suelo hasta que esté en posición vertical, considerando correr que se doble la pierna durante la zancada. Este requisito hace que los marchadores luzcan el movimiento tan característico de esta modalidad tan especial.

Avisos y descalificaciones

Los jueces, coordinados por un juez jefe, pueden avisar, amonestar y finalmente descalificar al marchador por medio de un sistema de cartulinas amarillas y rojas. La amarilla se enseña a modo de advertencia al comprobar que el modo de marchar del atleta resulta irregular y podría llegar a generar problemas, pero no conlleva ninguna consecuencia más allá de llamarle la atención.

En el caso de que un juez entienda que un marchador comete una infracción le envía una tarjeta roja al juez jefe, la cual tiene que estar presente en el recorrido para que el atleta sepa que tiene una tarjeta, pues a la tercera es penalizado con un tiempo de parada en un área creada para ello, lo que suele ser decisivo para el transcurso de la prueba. Si luego vuelve a cometer una nueva infracción es descalificado definitivamente.