El
Barcelona, el pasado sábado, ya demostró lo que pasa cuando perdonas ante un rival poderoso. El Bayern le insistió en la misma lección: tres claras necesitó el Sevilla para adelantarse en el marcador, mientras que el
Bayern le dio la vuelta con sendos autogoles, de
Jesús Navas y
Escudero. Y aún pudieron golear. Si los de Nervión llegan vivos a Múnich es por las paradas de Soria (gran sorpresa del once) a
Javi Martínez y
James. Porque, qué duda cabe, el 1-2 no es un resultado positivo; pero este club ha acostumbrado a los suyos a hacer lo imposible y debe ir a
Alemania pensando que 'sólo' necesita dos tantos, los mismos que celebró en el ‘Teatro de los Sueños’ de Mánchester, para seguir disfrutando de un presente que destrozó el techo de su centenaria historia. Eso sí, con la lección aprendida: para estar entre los cuatro mejores de Europa ni puede perdonar ni negarse a refrescar a un once con claros síntomas de agotamiento.
No ayuda nada la reticencia del técnico italiano a hacer cambios por muy cansados que vea a sus hombres. No movió el banco hasta el 78' (el tercero ni lo hizo). Algo se notó y, al menos los suyos tiraron de orgullo y buscaron igualar la contienda con dos tiros lejanos de
Nzonzi y uno de Sandro ante el que se lució
Ulreich.
Ninguna ocasión fue tan clara como la que tuvo en el 20' y que podría haberlo cambiado todo.
Sarabia dejó helado a la grada cuando recogió un balón suelto en el área bávara tras un mal despeje de
Hummels y, con todo a favor y sin oposición, envió fuera su disparo ante el estupor de la grada.
El madrileño fue afinando su puntería. Lo volvió a intentar con un misil desde fuera del área que
Ulreich despejó con apuros y, por fin, firmó el 1-0 al bajar un centro de
Escudero y definir con la zurda ante el meta del Bayern. Corría el minuto 32 y las cosas pintaban bien, ya que lo más difícil estaba hecho. No era nada sencillo incomodar a la ordenada zaga germana, que replegaba con maestría, que frenaba el juego con su poderío físico y la connivencia de un árbitro muy permisivo con el contacto y que, poco a poco, se fue adueñando de la posesión, obligando al
Sevilla a recular y poniéndole muy difícil sorprender a la contra, ya que debía recorrer muchos metros para llegar al área visitante. Sin tiempo para que el partido asimilase el 1-0, los de
Heynckes, que hasta entonces sólo habían inquietado con disparos lejanos, empataron en un centro raso de
Ribéry que
Navas desvió hacia su propia portería sin que
David Soria, que llegó a tocarla a pesar de que le pilló a contrapié, pudiese evitar un empate con el que se llegó al tiempo de descanso.
La misma mala fortuna volvió a golpear a los blanquirrojos. Esta vez fue
Escudero el que, en el 67', desvió lo justo un cabezazo de
Thiago ante el que el
Soria no pudo hacer nada. La suerte del grande o el castigo para el que perdona. Lo que está claro es que
Montella no halló recursos.
En el primer acto, el
Sevilla encontró vías para salir con el balón jugado a pesar de echar mucho de menos a
Banega. El Bayern puso un 1-4-1-4-1 para ahogar a
Nzonzi y
Pizarro cometió varias pérdidas en el inicio. A partir de ahí fue Franco Vázquez el que bajó para tomar las riendas. Del talento del 'Mudo' y la zancada de Correa nacieron las mejores acciones de un Sevilla que no explotó la banda derecha, en la que el tocado
Navas no fue tan profundo y Sarabia aparecía con demasiada intermitencia, lejos de ese nivel estratosférico que exhibió en los inicios de 2018. No aprovecharon que enfrente tenían al veterano
Ribéry y un
Bernat recién salido de lesión. El ex del
Valencia fue una de las apuestas de
Heynckes, pero sólo duró 45'. La otra fue un
Vidal que aguantó aún menos, sólo 36'.
Otra arma desaprovechada en la primera mitad por el Sevilla fueron los uno contra uno y los desmarques de ruptura que
Ben Yedder se hartó de tirar sin que le asistieran. En la primera acción de la segunda parte, el francés demostró que podía hacerle daño a un sólido pero lento
Boateng. Así llegó una contra conducida por Correa y abortada por un providencial
Javi Martínez, con el 'Mudo' relamiéndose con su bota lista para empujar a placer.
Fue un oásis antes de volver al repliegue y a una larga fase de claro dominio alemán. Porque, agotados los argentinos y
Ben Yedder, se acabó un
Sevilla que sólo lo intentó ya muy al final y que deberá apelar a la épica, para seguir soñando con ver cómo se cumplen sus sueños.
- Ficha técnica:
Sevilla: David Soria; Jesús Navas, Kjaer, Lenglet, Escudero; Nzonzi, Pizarro; Sarabia, Franco Vázquez, Correa (Sandro, m.78); y Ben Yedder (Muriel, m.80).
Bayern Múnich: Ulreich; Kimmich, Boateng, Hummels, Bernat (Rafihna, m.46); Arturo Vidal (James Rodríguez, m.36), Javi Martínez, Thiago Alcántara; Müller, Ribery (Robben, m.79); y Lewandowski.
Goles: 1-0, M.31: Sarabia.
1-1, M.37: Jesús Navas, en propia puerta.
1-2, m.68: Escudero, en propia puerta.
Árbitro: Daniele Orsato (Italia). Amonestó a los visitantes Ribery (m.13), Bernat (m.33) y Müller (m.85) y a los locales Correa (m.15) y Pizarro (m.90).
Incidencias: Partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante cerca de 41.000 espectadores, entre ellos unos 2.300 seguidores del Bayern en la zona acotada para los visitantes.