No sólo mantiene el 'duende' que le granjeó su apodo, sino que, además, lo ha perfeccionado con los años y adaptado a las circunstancias. Ha madurado como pocos y experimentado una metamorfosis que le permite desempeñarse con una solvencia mayúscula en una posición en la que poco se había desenvuelto hasta que Montella entendió que sus cualidades actuales se aprovecharían más con recorrido por delante.
Ahí, como lateral, se ha reinventado a partir de ese gen competitivo superlativo que le ha caracterizado durante su carrera y que ahora potencia con una fortaleza de la que antes carecía. Ayer, lo demostró en el cuerpo a cuerpo contra el poderío físico alemán, yendo sin complejos al choque y ayudándose de su velocidad y recursos para cerrar su banda. No pudo penetrar por su carril Ribèry y realizó coberturas atrás que no le impidieron proyectarse en ataque, hasta el punto de que el Sevilla se apoyó principalmente en él para acercarse a la meta alemana.
Desdobló una y otra vez a Sarabia y arrancó desde su zona para subir el balón, sobre todo en la primera parte. Se multiplicó y evidenció de nuevo que el carril diestro tendrá 'duende' los años que él quiera.
Álvaro Palomo2 min lectura