Si ya traicionó a sus ideas en
Barcelona el pasado miércoles, en
Copa, cuando desdibujó su
1-3-5-2 en el Camp Nou renunciando a los dos puntas naturales y dejando a
Ben Yedder en el banquillo, menos acertado, incluso, estuvo anoche
Pablo Machín con los cambios sobre el césped de Balaídos, donde demostró no tener un plan 'B' ni saber reaccionar a lo largo de los 90 minutos.
Cargadas las piernas de minutos de alto nivel y plagado el plantel de bajas por lesión, los de Eduardo Dato han entrado en barrena, tanto en lo físico como en lo anímico. Y buena prueba de ello, que
Arana haya sido titular en los dos últimos partidos, habiendo estado negociando su retorno al
Corinthians hasta hace dos días. Un costado izquierdo que ayer,
frente al Celta, resultó ser protagonista, marchándose el brasileño a la media hora por un choque con
Maxi Gómez.
El movimiento dio entrada a
Roque, pasando
Sarabia a la banda, a pesar de que Escudero, carrilero natural, estaba en el banquillo. Con
Ben Yedder y, en menor medida André Silva, bajando a recibir balones, los de
Nervión vivieron de las exiguas subidas por banda de
Promes.
Un Sevilla muy gris como visitante al que el centro del campo formado por los jugones ha dejado de funcionar.
Y por eso, quizá,
dio entrada a Amadou como 'ancla' en la segunda mitad, por el 'Mudo', adelantando a
Banega. Sin embargo, llegó el gol, y tras él lo más incomprensible: un tercer lateral,
Escudero, por
Sarabia.
Machín hizo involucionar a su
Sevilla y, cuando necesitaba ir a por el empate, dispuso un once más defensivo que el inicial. Todo ello, con el canterano
Bryan Gil y Marko Rog en el banquillo.
El peor partido de la temporada.