El cuadriculado Sevilla FC de Julen Lopetegui necesitaba mucho a un
Suso a quien
Monchi llevaba años intentando fichar. Sobre todo, para los partidos de casa, ya que la mayoría de equipos se plantan sobre el verde del Sánchez-Pizjuán con la única idea de defender y de hacerlo con las líneas muy juntas, lo que impedía que el simplista cuadro nervionense ganase profunidad
más allá de las carreras de Lucas Ocampos.
Suso es otra cosa. Es imaginación, imprevisibilidad. Un futbolista que
decide más en función de lo que va pasando que por las órdenes recibidas durante la semana en los entrenamientos. Se sale de lo convencional, de su carril de extremo, para ocupar espacios intermedios entre líneas,
zonas de nadie por las que recibir y levantar la cabeza para asistir o pegarle, como en el 2-2 del pasado domingo.
No es fácil que un futbolista que depende casi exclusivamente de su imaginación y su técnica realice un partido perfecto, pero es lo que estiman las estadísticas que hizo frente al RCD Espanyol, pues
obtuvo un 10 como nota que ha le hecho entrar en
el mejor once de la semana de las cinco grandes ligas de Europa.
El flamante fichaje de Monchi es, de hecho,
el que más puntuación ha obtenido en todo el Viejo Continente:
un gol, una asistencia, cinco regates completados, dos disparos, otros tantos robos... Sin duda, aire nuevo para
un Sevilla necesitado de cosas distintas, cosas que el ex del Milan tiene.