Barcelona 3-0 Sevilla FC: Un cruel desenlace con todos los ingredientes posibles

Barcelona 3-0 Sevilla FC: Un cruel desenlace con todos los ingredientes posibles
- Fernando Mateos
Fernando MateosFernando Mateos 11 min lectura
No faltó ningún ingrediente en una noche cruel para el Sevilla FC. Como se preveía, hubo que sufrir. El 2-0 de la ida no garantizaba nada. Pero después de defender durante 90 minutos y de malgastar una ocasión de oro en un penalti errado por Ocampos, en la última jugada del partido, Piqué forzó una prórroga que los de Nervión afrontarían con uno menos por la expulsión de Fernando. Muchos verán en ello el castigo a un planteamiento timorato por parte de Lopetegui. Otros, un inmerecido desenlace a tanto esfuerzo realizado. E incluso habrá quien mire al árbitro, que no enseñó la segunda amarilla a Mingueza ni quiso ver un posible penalti por manos de Lenglet en la prórroga. No faltó de nada. Pero como suele suceder ante titanes de este calibre, el Sevilla FC sucumbió, escapándose de sus dedos una nueva final que llegó a acariciar.

Con muchas novedades en el once, la principal de ellas en la portería por la lesión de Bono, el Sevilla FC salió muy metido al encuentro, presionando muy arriba y tratando de jugar en campo rival. De ese modo, en tres minutos ya habían colgado los nervionenses un par de balones el área azulgrana, uno desde cada banda, aunque sin efecto alguno.
 
El objetivo debía ser discutirle la posesión al Barça, siempre poderoso con balón y que avisaba con más sensación de peligro en esos primeros compases, con un centro raso de Dest que Aleix Vidal cortó 'in extremis' cuando lo esperaba Dembélé en el corazón del área y un chut del propio jugador francés que se fue desviado. Era la demostración de que el Barça, con Dest muy suelto por banda diestra, quería el control para comenzar su asedio cuanto antes. 
 
Se acumulaban los avisos culés. Una parada fácil de Vaclik, otro chut de Dembélé que se iba a córner... Y a los doce minutos, el mazazo. El propio Dembélé se atascaba ante Koundé, pero conservó el balón, se dio la vuelta para salir del área y se perfiló para sacarse un zapatazo a la escuadra. Golazo. 

El Sevilla FC, que hasta entonces no le había hecho cosquillas al Barça más allá de su intento de presión adelantada, trató de responder en busca de ese gol que supondría oro puro en la eliminatoria. Lo intentó Aleix Vidal con un chut que tocó en Lenglet y atajó Ter Stegen y con otro de Jordán, tras la dejada de Suso en una contra, que también taponó un jugador azulgrana.  
 
Ahora sí, buscaban los de Lopetegui tener el balón para frenar el impetuoso arranque del Barça, que muy pronto tenía la mitad del trabajo hecho, pero las posesiones sevillistas se producían lejos de los dominios de Ter Stegen, sin producir peligro, sino más bien para bajarle las revoluciones al partido. Lo más potable fue, a la media hora, un balón a la espalda de Lenglet al que De Jong no llegó con la puntera ante el meta alemán. Pero tras esos minutos de espejismo, el Barça pisó de nuevo el acelerador, con una marcha más en todas sus acciones ante un Sevilla FC desbordado, con la defensa haciendo aguas al correr hacia atrás, descolocada. Por momentos, un juguete en manos de Messi y compañía, activados de nuevo en modo asedido en busca del segundo. 

Se acumulaban las ocasiones locales: una combinación de Messi y Alba que Acuña desbarató cuando De Jong se disponía a rematar, un misil de Pedri que se marchó fuera, otra diablura de Messi en el área que acabó con un rebote en Koundé y Acuña salvando el gol sobre la línea... Sufría un Sevilla FC cada vez más aculado, sin un plan efectivo para frenar a su rival, sometido. Sin duda, al descanso, la mejor noticia era el resultado.     

La segunda mitad arrancaba con En-Nesyri en punta junto a De Jong y Óliver escorado a la izquierda, solución táctica ya ideada en el tramo final de la primera parte por Lopetegui en su particular partida de ajedrez con Koeman y su esquema de tres centrales. Pero a los 7 minutos, y aunque el Barça no había asustado hasta entonces, el vasco introdujo tres cambios, uno de ellos obligado por la lesión de Aleix Vidal, modificando también el lateral zurdo y fortaleciendo la medular con Rakitic en lugar de De Jong.

Hasta ese momento, lo más peligroso había sido una rápida salida sevillista, con muchos efectivos, conducida precisamente por Aleix, si bien Óliver no acertó en el pase final y Piqué despejó en el área. Pero poco a poco, el Barça volvía a hacerse con el cuero y el Sevilla FC a correr detrás de él. No le duraba nada el balón a los nervionenses, que se limitaban a despejar y defender los ataques de un conjunto azulgrana que vivía permanentemente en campo rival, aunque sin hallar espacios. Necesitaba el Sevila FC respirar, velocidad para buscar una salida, la que Lopetegui buscó con Ocampos a falta de media hora. Un movimiento al que Koeman respondía con la dinamita de Griezmann, cambiando con ello a defensa de cuatro. 

Pero nada varió con los cambios. El plan sevillista se reducía ya a un repliegue intensivo, algo suicida con el arsenal que había enfrente. Y aunque en 21 minutos el Barça no encontró el modo de hincarle el diente a su presa, cada vez más sometida, en el 67' sólo la fortuna evitó el segundo gol local, pues Jordi Alba se topó con el larguero de forma acrobática tras el centro de Dembélé desde la derecha.
 
Era un monólogo azulgrana. Pero el frontón sevillista encontró la salida que Lopetegui buscó con Ocampos, frenado en un claro penalti en el minuto 73' por Mingueza -que no vio una merecida segunda amarilla- tras la contra ejecutada por En-Nesyri. La oportunidad era de oro, pero el argentino falló su primer penalti. Lo lanzó flojo, poco colocado y Ter Stegen lo blocó abajo. Jarro de agua fría. 

Tocaba sufrir más que nunca, con máxima concentración defensiva para repeler todos los ataques de un Barça que por momentos ejecutaba un rondo en la frontal del área sin encontrar orificios en la pétrea muralla sevillista.  Se aplicaban los nervionenses como jabatos, pidiendo Messi penalti por manos de un Ocampos que se lanzó con todo a tapar su disparo. Pero de la manera más cruel, en la última acción del partido, llegó el mazazo. Diego Carlos trató de evitar que un saque de esquina acabase de nuevo en córner y concedió una segunda oportunidad para Griezmann, que puso un centro templado que cabeceó Piqué al fondo de las mallas. A la prórroga y con uno menos, pues Fernando sí vio una justa segunda amarilla segundos antes.

Si resistir 90 minutos ya había sido una odisea, hacerlo en la prórroga con uno menos y con ese tremendo golpe psicológico se antojaba una quimera. De hecho, sólo tardó 5 minutos Braithwaite en hacer el 3-0, al adelantarse en la marca a Diego Carlos y Koundé y cabecear a la red el centro de Jordi Alba, que tocó en Vaclik antes de entrar.

Si había algún atisbo de esperanza ya, Sánchez Martínez, el mismo árbitro que le pitó un penalti al Sevilla después de que Messi le diese una patada al césped, se encargó de disiparlo. Lenglet tocó el balón con la mano en su área, tras tocar en su pecho, después de que Ocampos no alcanzara un centro, pero el murciano ni siquiera fue a verlo al monitor. 

Ahí acabó todo. Aunque los nervionenses murieron con las botas puestas, buscando ese milagroso gol con un disparo de Koundé desde la frontal, las lágrimas de Ocampos al final del choque reflejaban el sentimiento de un sevillismo que vio muy cerca una nueva final. No queda otra que levantarse.
FICHA TÉCNICA: 
 
FC Barcelona: Ter Stegen, Mingueza (Junior 78'), Piqué, Lenglet, Dest (Griezmann 62'), Jordi Alba, Busquets (Ilaix Moriba 78'), De Jong, Pedri (Braithwaite 89'), Dembelé (Trincao 89') y Messi. 

Sevilla FC: Vaclík, Aleix Vidal (Jesús Navas 53'), Koundé, Diego Carlos, Acuña (Rekik 53'), Fernando, Joan Jordán (Munir 105'), Óliver Torres (Ocampos 62'), Suso (Papu Gómez 79'), En-Nesyri y De Jong (Rakitic 53').

Goles: 1-0 (12') Dembélé; 2-0 (94') Piqué; 3-0 (95') Braithwaite.  

Árbitro: Sánchez Martínez (murciano). Amonestó a los locales Mingueza, Messi y Tricao y expulsó por doble amarilla al sevillista Fernando (91'). Amarillas también para Jordán, Koundé y En-Nesyri y rojas para el preparador fisico Óscar Caro y De Jong, estando ya en el banquillo. 
 
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