Carlos Alcaraz confirma su problema antes de la final

El murciano, a sus 22 años, se ha plantado en otra final de Roland Garros. Cuestionado por su madurez y sus enfados en la pista, recalca que va en su personalidad dichos momentos y que no dejará de hacerlo

Carlos Alcaraz confirma su problema antes de la final
Carlos Alcaraz ha llegado a una nueva final de Roland Garros. - Cordon Press

Quizás por el hecho de su juventud y los grandes logros que está consiguiendo, son muchos los que siguen comparando a Carlos Alcaraz con Rafa Nadal. Por eso a estos, a veces, les llama la atención las formas que tiene el murciano en la pista, donde se muestra transparente como la vida misma. Si está enfadado deja salir toda su rabia y si está alegre deja escapar su mejor sonrisa sea el momento que sea del partido.

Así, tras finalizar su semifinal ganada ante Lorenzo Musetti, quien se retiró en el cuarto set lesionado, fueron varias las preguntas que le lanzaron en la rueda de prensa al murciano cuestionándole sobre su madurez en la pista. Sobre todo, porque se le vieron auténticos momentos de frustración en la misma cuando las cosas no le funcionaban. Y el de El Palmar fue tajante: "Coger experiencia no significa que vaya a estar sereno, que no me queje ni una sola vez o que mi cara no vaya a cambiar. Es simplemente aprender a que no te afecte mucho tiempo. Hoy ha habido momentos en los que me he cabreado, en los que las cosas no salían bien, me he quejado algunas veces, le he pegado una patada al asiento. Tenemos claro que eso es momentáneo. Sueltas la rabia que tienes dentro e intentamos que en el siguiente punto estés de la mejor forma posible y que no nos afecte más de dos juegos. A lo mejor no soy como otro, pero son cosas de un punto o dos y ya se nos olvida".

En este mismo sentido, sí que ve cierta evolución mental en su persona respecto a unos años atrás: "Físicamente, tampoco hay mucho cambio, pero mentalmente hemos ido aprendiendo de las situaciones que hemos ido viviendo, de las finales de Grand Slams, de momentos malos, de momentos buenos, y hemos ido forjando un nivel mental fuerte y capaz de solventar grandes problemas. Ya tengo 22 años, ya es momento de madurar un poquito. Es momento de ir creciendo y de ir aprendiendo de esas situaciones".

Ahora, a punto de disfrutar de su segunda final de Roland Garros a sus 22 años y estando a una sólo victoria de conquistar un nuevo Grand Slam para sus vitrinas, el tenista español prefiere restarse presión: "¿Qué me juego el domingo? Un partido de tenis, simple. Nosotros luchamos por estar en este tipo de situaciones, en este tipo de rondas, luchando por jugar finales de Grand Slam. Intentamos no darlo por hecho. No por haber llegado a cinco finales en poco tiempo, con 22 años, damos por hecho que en los próximos años vaya a ser igual o mejor".