Óscar Murillo3 min lectura"Reconocemos y agradecemos tu pasión y dedicación por el equipo, Javi Carrasco. Gracias por formar parte de la familia. ¡San Pablo es tu casa!". Con este escueto comunicado en sus redes sociales, el Betis Baloncesto daba a entender, porque no hay nada explícito, la destitución de su hasta ahora entrenador, que ha formado parte desde tiempos inmemoriales de su 'staff' en otros cargos, pues accedió como 'scout' y fue hasta preparador interino, aparte de ayudante. El sevillano, de esta peculiar y sorprendente manera, entrega las riendas del conjunto verdiblanco, que ha comenzado con muy mal pie su andadura por la LEB Oro, hasta el punto de que cierra la tabla clasificatoria, empatado a una victoria y cinco derrotas con el CB Melilla, único contrincante al que ha sido capaz de vencer.
El Conglomerado Xoy, dueño del 99% de las acciones del club, ha procedido a cortar la cuerda, como de costumbre, por el lado más débil, puesto que, aunque es cierto que el balance es propicio para decisiones drásticas, la labor de Carrasco ha sido abnegada y silenciosa, tratando de conjuntar sobre la marcha un bloque aún en formación, con dos lesionados de gravedad a primeras de cambio (Caio Pacheco y Almazán), tres fichajes con la campaña empezada, uno de los presupuestos más bajos de la categoría como punto de partida... Pese a todos los problemas, al que habría que añadir los problemas burocráticos que ha sufrido una de las incorporaciones llamadas a marcar diferencias, Joaquín Rodríguez, el Betis ha competido en todos los encuentros y llegado siempre con opciones ganar.
Los serios problemas en el rebote, las carencias defensivas y la falta de entidad en la pintura han condenado a los heliopolitanos, ahora en busca acelerada de un nuevo técnico, ya que el próximo viernes 10 de noviembre visita el Palacio de los Deportes de San Pablo el Tizona Burgos de un viejo conocido de la casa, Diego Ocampo. Los castellano-leoneses son quintos, con cuatro triunfos y dos derrotas en estas seis primeras jornadas, por lo que, aparte de tratarse de un equipo sólido y bien trabajado, partirá con ventaja ante el proyecto inestable y dubitativo que bosquejan todavía los mexicanos y el poco rastro que queda de La Palmera. Por imperativo económico, se intuía una temporada difícil para los hispalenses en esta nueva 'travesía por el desierto', muy lejos de aquel paseo militar de la 18/19, con un liderato solvente y la Copa Princesa para las vitrinas, aunque no tan duro.
