LA CRÓNICA

Betis-Valladolid (0-1): Una llave maestra que no abre puertas

Betis-Valladolid (0-1): Una llave maestra que no abre puertas
El Betis está viendo muy poca portería esta temporada. - Aitor Torvisco (@ATorviscoED)
Aitor TorviscoAitor Torvisco 9 min lectura
La llave de Setién está hecha de un buen material y entra bien en la cerradura, pero le falta lo único que de verdad es importante, que abra las puertas. Este Betis no tiene gol, sin gol no se ganan partidos y sin ganar partidos no se logran los objetivos. Y si no logras los objetivos, se da una clasificación que no tiene un orden lógico, como decía Setién. Tan ilógico como que el Valladolid, un recién ascendido con el límite salarial más bajo de Primera, se lleve los tres puntos del Benito Villamarín y se meta en puestos europeos mientras los locales siguen lamentando su alarmante falta de gol. El argumento de que el rival sabe a lo que juega el Betis y se encierra se va quedando sin recorrido, pues también los heliopolitanos saben que su rival jugará a defenderse y a dejarles sin espacios y aún no han sido capaces de encontrar un recurso que le permita plasmar su teórica superioridad y rubricar con goles un estilo tan atractivo como inofensivo.

Así lo contamos

Decía Setién que su equipo había preparado "muy bien" el partido ante un Valladolid al que elogió en sala de prensa, donde el cántabro perjuró que no pensaba en absoluto en la visita del jueves a Milan. De lo segundo cabe alguna que otra duda, pues de inicio dio descanso a piezas claves como Mandi, Lo Celso o Sanabria. Aún más en el aire queda la primera afirmación, pues el Betis fue incapaz de meter mano en el zurrón de los pucelanos, bien pertrechados atrás, pero con talento y habilidad para salir al ataque con sentido y para plantarse en el área verdiblanca con pocos toques.

Todo lo contrario que su rival, que fiel a su estilo se recreaba masticando en los primeros metros jugadas que morían en tres cuartos de campo, donde ya no cabía un alfiler y era obligado a ralentizar el ritmo de juego o a volver a empezar, a menos que optase por un recurso muy poco utilizado hasta ahora: el disparo desde fuera del área. Así probó por primera vez -y casi la única- a Masip con un disparo desde la frontal de Inui y repitió luego con un chut de Bartra desde 40 metros que se fue a las nubes, con otro del japonés que se estrelló en el pecho de Moyano, con una escorada falta directa botada por Canales o con un misil desviado de Carvalho.



El siempre voluntarioso Loren se fue un día más sin disparar a portería, engullido por una masa de camisetas violetas. Plano y sin profundidad, al Betis le faltó verticalidad por el escaso protagonismo de los carrileros -especialmente de Junior, pues Francis al menos fue constante- y con Boudebouz e Inui obligados a jugar de espaldas. Con este panorama, Canales era el único que lograba levantar de la grada al beticismo. El cántabro es la electricidad de este Betis. Recupera, inicia la jugada y la termina con centros o disparos. Se asocia, dinamiza y conduce para romper líneas; pero ayer estaba muy solo. Únicamente William Carvalho parecía hablar su idioma, aunque jugaba a otro ritmo, eso sí. Si Canales es eléctrico, el luso es todo aplomo y frialdad. Aunque opuestos, esta 'extraña pareja' se entiende tan bien como lo hacían Jack Lemmon y Walter Matthau. Y esa es quizás la mejor noticia de otro frustrante partido.

No obstante, si los mediocentros del Betis destacaban, más aún lo hacían la dupla visitante formada por Alcaraz y Míchel Herrero. De una recuperación del primero y una inspiradora espuela de Leo Suárez salió una letal transición de los locales, en la que el velocísimo Toni Villa condujo por la izquierda y la cambió toda para la volea de Antoñito, que mandó el balón al fondo de las redes de la portería de un Pau López que pudo hacer mucho más.

Al descanso el panorama no podía ser más sombrío: 0-1 en el marcador y lesión muscular de Javi García, que tuvo que dejar su sitio a Mandi. El final de la primera parte mostró las dos caras de la grada: la que pitó con fuerza a su equipo y la que le despidió entre aplausos y vítores intentando acallar la música de viento. Dos bandos diferenciados a los que la inoperancia ofensiva del equipo menos realizador de LaLiga conseguiría poner de acuerdo. Primero, pasada la hora de partido, cuando se escuchaba un grito unánime para pedir más testiculina, y luego, tras el pitido final, cuando los silbidos eran unánimes. Puede que esto último fuese una de las claves de que el Betis ganase metros en la reanudación, aunque sin llegar a poner en aprietos a Masip.

El Valladolid se replegó bastante con la entrada de dos pivotes defensivos Borja y Anuar por el lesionado Kiko Olivas y por Leo Suárez y, cuando comenzó a perder tiempo y a posicionarse demasiado atrás como para sorprender con contras, daba la sensación de que se le iba a hacer muy largo el encuentro. No obstante, el Betis seguía sin encontrar el camino. No ya del gol, un problema que viene de lejos, sino que ni siquiera era capaz de pisar área con peligro y menos aún cuando Setién le dio descanso a su mejor hombre, Canales, para dar entrada a Lo Celso. Antes había retirado a Sergio León por Inui, sin que el cordobés pudiese desquitarse de esa ansiedad que emana y que le convierten en su peor enemigo. Los locales se estrellaban una y otra vez contra la doble muralla de los pucelanos, apostados en un pétreo 1-4-5-1.

No hubo acierto y tampoco suerte; pues ni Alberola Rojas ni Medié Jiménez, su partenaire en el VAR, estimaron que fuese penalti el golpeo del balón en el brazo estirado de Ünal dentro del área. Fue la misma mano invasiva que le castigaron a Varane en el Real Madrid-Levante pero mucho menos descarada de la que no le señalaron a Jordi Alba en el Barcelona-Sevilla. Conclusión, que a día de hoy nadie sabe qué es mano y cuál no lo es.

Todo se quedó como estaba... y menos mal, porque aún pudo ser peor, pues un grave error de Pau en la salida casi da origen al 0-2, pero el disparo de un exhausto Toni Villa salió demasiado flojo e inocente. Para entonces, parte del público ya iba camino de sus casas, sabiendo que hay que tener paciencia y que el equipo está décimo a sólo tres puntos de Europa, sí, pero con un enfado más que lógico.

- Ficha técnica:

0 - Betis:
Pau López; Bartra, Javi García (Mandi, m.44), Sidnei; Francis, Canales (Lo Celso, m.72), William Carvalho, Júnior; Boudebouz, Inui (Sergio León, m.59); y Loren Morón.

1 - Valladolid: Masip; Moyano, Kiko Olivas (Borja, m.50), Calero, Nacho; Antoñito, Míchel, Alcaraz, Toni; Leo Suárez (Anuar, m.62), Enes Ünal (Miguel de la Fuente, m.91).

Gol: 0-1, M.35: Antoñito.

Árbitro: Javier Alberola Rojas (C. Castellano-manchego). Amonestó a los visitantes Antoñito (m.26), Kiko Olivas (m.40), Nacho (m.59) y Masip (m.85).

Incidencias: Partido de la novena jornada de LaLiga Santander, disputado en el Benito Villamarín ante 42.581 espectadores. Césped en buen estado.
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