Real Madrid 0-0 Real Betis: Rubi levanta un castillo en el que refugiarse

Real Madrid 0-0 Real Betis: Rubi levanta un castillo en el que refugiarse
Feddal, que hizo un partidazo escoltado por Mandi, Sidnei y Bartra, tapona un intento de disparo de Benzema. - Aitor Torvisco
Aitor TorviscoAitor Torvisco 9 min lectura
El Betis llegó a Madrid como equipo más goleado de LaLiga, con la losa de haber encajado algún gol en 10 de las 11 jornadas previas y de haber sumado un punto de 15 a domicilio (sólo se quedó a cero en el 0-0 en Pamplona). Eso, su línea irregular, la indefinición de su juego y el bajo momento de sus ‘cracks’ ejercían presión sobre el cuello de Rubi, que ha salido del ‘más difícil todavía’ sorpredentemente reforzado y que, a tenor de lo visto ayer en el Santiago Bernabéu, merece crédito para llegar a un derbi que ahora mismo se presenta como el estímulo perfecto para poder revertir la situación y remontar, por fin, el vuelo. Ante el Real Madrid, Rubi construyó un castillo en el que refugiarse de su ultimátum y, de paso, proteger también a su equipo, quien le arropó en la agónica victoria ante el Celta y que en la 'Casa Blanca' demostró saber sufrir.

Es cierto que, entre volantazos necesarios y tanta angustia al pender de un hilo el proyecto, aún no se aprecia a qué quiere jugar este Betis; pero sí queda demostrada, pase lo que pase, la honestidad que tiene Rubi. Pudiendo ser egoísta y exprimir a su once tipo, ha primado seguir con la planificación y ha mantenido el plan de rotaciones previstas más allá de las obligadas probaturas en el mediocentro, ante las lesiones de Carvalho y Javi García y de las carencias defensivas del equipo. Ante el Celta, en un dramático ser o no ser, prescindió del entonces Pichichi de LaLiga y jugador más en forma del equipo, Loren Morón, y en Granada dejó en el banquillo a Borja Iglesias y Joaquín, que están lejos del nivel que se espera de ellos y que volvieron a calentar banquillo en el Bernabéu. No pensó el catalán en el derbi sevillano, pues alineó a los apercibidos Mandi y Fekir, y tampoco le dolieron prendas en atender la petición popular de salir con defensa de cinco; algo arriesgado, pues ya se sabe que el mundo del fútbol es tan hipócrita, que cuando un entrenador se mantiene fiel a su idea se le acusa de ser un terco inmovilista y, cuando accede a tocar teclas nuevas, se suele decir que hay que echarlo ya, porque ha renunciado a sus principios y eso es de estar muy perdido.

El técnico, que siempre ha hecho autocrítica, pidió respeto hacia su persona en la rueda de prensa previa a viajar a Madrid, donde se lo ganó con creces por arriesgado que pareciese su idea: Emerson y Álex Martínez fueron carrileros, con Mandi, Feddal y Sidnei en una tripleta de centrales impenetrable durante toda la noche; con Bartra otra vez de pivote, por detrás de Guardado, Canales, Fekir y Loren. Es decir, se reforzó en defensa, pero perdió salida de balón -ahí se le ven las costuras a Bartra-, por lo que el plan era esperar atrás lo más juntos posible e intentar aprovechar alguna veloz transición con las conducciones del francés o del cántabro, que llevó el timón con gran criterio.

El primer cuarto de hora se jugó a 25 metros de la portería verdiblanca, con los merengues tocando cómodos y creando peligro con facilidad. Así, en el 6’, Modric se abrió de piernas y dejó pasar un pase tenso de Varane para dejar a Benzema en un mano a mano ante Joel, que repelió bien el disparo del francés. Sólo dos minutos después, Hazard sentó a Emerson con un regate espectacular y batió al meta bético, aunque el gol fue anulado -VAR mediante- por fuera del juego del belga; que en el 13’ forzó una falta que Kroos lanzó ligeramente por encima del larguero.
Fueron los primeros avisos de un Madrid que comenzó mandando en el juego, embotellando a un Betis ya de por sí pertrechado por su formación y con evidentes problemas para salir de su trinchera. El balón apenas le duraba dos pases y llegar a los dominios de Courtois se antojaba un reto quimérico, ya que ni siquiera lograba pasar del centro del campo y, si lo hacía, era en una aventura de un bético contra el mundo. Canales y Fekir tenían que bajar a recibir casi hasta su propio área para intentar sacarla jugada y por delante de ellos había un abismo de 80 metros y sólo un compañero, una isla desierta llamada Loren.

El partido amenazaba con hacerse eterno. Sin embargo, mientras iban pasando los minutos y se mantenía el 0-0, el 1-5-4-1 de Rubi cada vez parecía una mejor idea. Su equipo se fue asentando en el campo y empezó a encontrar vías de salida, a ganar metros e incluso a llegar a la portería local, intentado pescar en río revuelto en un tramo de imprecisiones en ambos equipos. Así, en el 21’, Fekir cruzó en exceso un servicio hacia atrás de Álex Moreno desde la izquierda y, en el 33’, asustó tras un córner, con una volea de Guardado que dio en Bartra antes de irse fuera.
Con todo, al margen de un lejano intento de Loren, la primera parte acabó como comenzó: con una clarísima para el Real Madrid y un paradón de Joel, que repelió un misil de Ramos tras un exquisito servicio, acolchado con el pecho, de Karim Benzema.

Resistencia numantina
Tras pasar el último tramo de la primera mitad atreviéndose a realizar incursiones extramuros, el Betis se vio obligado a volver a su castillo y defender con uñas y dientes su plaza ante un Madrid empeñado en sitiarle a base de insistir con más corazón que cabeza. Rodrygo, con un disparo repelido por la zaga bética antes de dejar su sitio a Vinicius; Mendy, en una cabalgada interminable en la que tuvo tiempo de pensar mucho, demasiado quizás, ya que la echó fuera en el mano a mano con Joel; y un tiro de Benzema bloqueado por un providencial Mandi retomaron el guion del comienzo del choque; con el Betis, de nuevo, con los cinco sentidos puestos en defenderse de unas embestidas cada vez más llenas de impotencia. El 0-0 generaba una ansiedad en los blancos que iba ‘in crescendo’ según pasaban los minutos. Fue un empate épico, de esos revitalizantes porque hacen equipo, forman vínculos entre compañeros de trinchera después de luchar codo con codo con el viento en contra.

Lástima que el Betis no pudiese cazar alguna contra para poder redondear su alegría, pero Fekir se decantó por intentar soprender desde lejos a Courtois en una transición de tres béticos contra Varane y Emerson definió con la tibia una volea a centro del otro carrilero, Álex Moreno. Tan preparado iba Rubi para defenderse como pudiese, que hizo los dos últimos cambios en el cuarto y el quinto minuto de alargue (el primero, Borja por Loren, lo hizo en el 75'). Cualquier cosa valía para ganar confianza antes de recibir en el Benito Villamarín al Sevilla, el próximo día 10. Dejar la portería a cero y puntuar por tercera vez seguida en el Santiago Bernabéu (0-1, 0-2 y 0-0) no es mal argumento para motivarse antes del partido de los partidos en la capital hispalense.
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