Está en un momento de forma más que
dulce. Implicado, centrado, con
confianza, sobrado aparentemente. Le ayuda un mejor es
tado físico, aunque dicen quienes trabajan codo con codo con él que rara vez se pasa unos gramos de su peso ideal.
Profesional abnegado y
constante, lo cierto es que está calcando el buen inicio de curso de la 20/21. Entonces, también arrancó como titular en el
Real Betis, con dos goles en las tres primeras jornadas, si bien el fuelle le duró cuatro. Desde la dolorosa derrota en
Getafe, abandonando él el campo a la hora de juego, ya no volvió a ser fijo, alternando oportunidades
desaprovechadas con minutos de la basura.
No le ayudó estar continuamente en los
mentideros del mercado. Su
bajo rendimiento, lógicamente, no casaba con ser unos de los
sueldos más altos de la plantilla verdiblanca, por lo que los responsables heliopolitanos trataron infructuosamente de incluirle en alguna operación que permitiera recuperar la ingente
inversión realizada en 2018. Pero su nivel y la
crisis económica heredada de la pandemia del coronavirus se aliaron en contra de los intereses de la institución de La Palmera.
Cesiones con opción (que no obligación) de compra por la mitad de lo deseado o, en el mejor de los casos, préstamos remunerados y traspasos a precio de
saldo fueron desechados.
Algo parecido ocurrió el pasado verano, cuando, por lo menos, las opciones sobre la mesa eran unas cuantas. Pero el interesado rechazó ir a la
Championship inglesa, la
Süperlig turca o la
Superliga griega. Ni con la titularidad asegurada por llegar avalado por el entrenador de turno, caso de
Marco Silva en el
Fulham. Apostó por seguir y, según confesó luego
Manuel Pellegrini, con su visto bueno, ya que, aunque la operación fuese económicamente beneficiosa, "una plantilla sin
William Carvalho es peor que una con William Carvalho". El chileno ha cumplido con su parte, metiéndole, dentro de sus
rotaciones en estos bloques de siete partidos en tres semanas, en el
once más titular. Y el centrocampista nacido en Luanda le ha correspondido con creces.
Ocho partidos jugados (se quedó en el banquillo, siendo reservado, ante
Mallorca y Real Madrid, mientras que no viajó a Budapest por unas molestias) de once posibles, en los que vio una única amarilla (
Fekir, por ejemplo, lleva cuatro) y brindó una asistencia (descomunal,
a Willian José en El Sadar). Los números, así en frío, no dicen nada especial, pero basta con ver las actuaciones del internacional portugués, cuyo subidón también le ha valido de nuevo el respaldo de
Fernando Santos, para comprobar que está en un estado de forma más que dulce. Y en Vitoria, más de lo mismo: 95 toques en los
94 minutos que duró el choque, con un
92% de precisión en el pase (69 acertados de 75);
cuatro ocasiones generadas con sus servicios (
pases claves) y tres pases en largo a su destinatario (de seis intentados).
En clave defensiva, lo de Carvalho fue otro
espectáculo: cuatro despejes, dos disparos del rival
bloqueados y una intercepción; ocho duelos ganados de los once que porfió, estando especialmente atinado por el suelo (
6 de 7), aunque también impuso su ley por alto (
2 de 4). Y eso que Pellegrini pensaba guardarse su pareja de mediocentros titular (
Guido sí que salió solamente en el alargue para aguantar el 0-1), pero
una indisposición de Camarasa le impidió acompañar a Guardado en Mendizorroza. William hizo su trabajo y, salvo sorpresa, volverá a saltar de inicio este jueves ante el Leverkusen. Más adelante, como ya se explicó en ESTADIO,
habrá que estudiar las ofertas que lleguen, porque o renueva en verano o se esfuma la
última ventana para poder obtener réditos por su pase. Ahora, toca
disfrutar del '14'.