Cenando con Pablo explota contra Arzábal, el restaurante del Santiago Bernabéu: "Esto es una mierda"
El popular creador de contenido disfrutó de la comida en el estadio del Real Madrid pero cuando llegó la cuenta tuvo una muy mala experiencia
Pablo Cabezali, conocido como Cenando con Pablo, cuyo perfil en las distintas redes sociales tiene varios millones de seguidores, se ha vuelto muy popular por sus reseñas de restaurantes y bares de toda España, convirtiéndose en la mejor reseña que un local puede tener. Eso en el caso de que Pablo hable positivamente del sitio, porque si lo hace malamente el establecimiento se puede resentir.
En uno de sus últimos vídeos, Pablo visitó Arzábal, el restaurante que está ubicado en el interior del estadio Santiago Bernabéu, la casa del Real Madrid.
Los influencers están muy relacionados con este restaurante, ya que la reforma del local fue hecha por Pablo Castellano, marido de María Pombo, quien ha hablado muy bien del establecimiento. Lo cierto es que Cenando con Pablo también ha tenido buenas palabras para la comida, aunque lo peor, lo que hizo enfadar al creador de contenido, llegó al final de su experiencia.
Pablo comenzó su estancia en el restaurante Arzábal probando un arroz con pato, el cual dijo que "se disfruta", ya que el arroz parece como "gratinado". A continuación pasó a un plato característico de la capital como las patatas a la importancia. De ese plato destacó la cecina, diciendo que "el fútbol te va a dar igual cuando pruebes esto". Croquetas de jamón, salpicón, quizás el plato que menos le gustó, salmorejo, pan y mantequilla fueron los platos que probó y le gustaron. Después llegó el turno de un tartar de bonito y con él los primeros problemas. "El bonito está muy áspero. Es un plato como yo, sin gracia", dijo.

Lo ocurrido con el tartar se le pasó rápido con los postres, siendo muy del agrado de Pablo tanto la torrija como la tarta de queso. Al final, el creador de contenido quedó contento, pero todo cambió cuando llegó la cuenta, y no por si el precio fue caro o barato.
En la cuenta que recibió Cenando con Pablo había dos importes, uno de 114,5 euros y otro de 123,6 euros, este último contando una propina del 8%, es decir, 9 euros de propina.
Aunque en un primer momento no se percató, ya que iba al mismo tipo de letra que el precio exacto de la cuenta, Pablo llamó al camarero y, ni corto ni perezoso, le espetó: "esto es una mierda. En las reseñas lo pondrá seguro". Por su parte, el camarero le quería explicar que la propina era "sugerida", no obligatoria, pero el ticket enfadó mucho a Cenando con Pablo porque en ningún lado aparecía el concepto de "sugerido". Y es que incluso el influencer indicó que estaba puesto de tal manera que llevaba a confusión. "Voy a ser maleducado porque igual que digo palabrotas cuando algo me gusta, también lo voy a decir cuando algo no me sienta bien", llega a decir Pablo, para el que la comida pasó a dejar de tener relevancia.