El Bernabéu calla a Lamine Yamal: ni gol, ni brillo, ni respuesta

Lamine Yamal había acaparado titulares en los días previos al Clásico por sus declaraciones sobre el Real Madrid. Sus palabras, en las que insinuó que el club blanco se queja y roba en cuestiones arbitrales, encendieron la previa del encuentro en el Santiago Bernabéu. Sin embargo, cuando el balón empezó a rodar, el joven delantero azulgrana se apagó por completo

El internacional español no logró imponer su velocidad ni su desborde en ningún tramo del partido. Su aportación ofensiva fue mínima y su influencia, casi inexistente. A lo largo de los noventa minutos se vio a un Lamine lento, impreciso y con dificultades para conectar con sus compañeros. El extremo, que llegaba arrastrando una pubalgia que le ha obligado a trabajar entre algodones las últimas semanas, pareció lastrado físicamente.

En más de una acción se le observó estático, sin bajar a ayudar en defensa ni ofrecer soluciones en ataque. Su lenguaje corporal transmitía incomodidad. Su juego, plano. Ni la intensidad del Clásico ni el ambiente del Bernabéu lograron despertarlo.

Los números de Lamine Yamal que explican su noche más gris

Las estadísticas reflejan con claridad lo que se vio sobre el césped. Lamine Yamal completó los noventa minutos, pero su participación fue escasa y poco influyente. No marcó, no asistió y no generó ocasiones de peligro. Su bagaje ofensivo fue pobre: dos remates, ninguno de ellos a puerta, y un total de cuarenta y cuatro pases acertados por diez fallados. Además, perdió veintiún balones, un registro muy alejado del rendimiento habitual que le ha convertido en uno de los jugadores más desequilibrantes del Barcelona.

El extremo no encontró espacios, no logró superar a su marcador en el uno contra uno y nunca consiguió entrar en ritmo. Ni siquiera en los minutos finales, cuando el Barça buscaba un gol que lo metiera en el partido, apareció su chispa.

Autocrítica en el vestuario del Barcelona

Tras la derrota, el ambiente en el vestuario culé fue de decepción y autocrítica. Frenkie de Jong reconoció que el equipo no había estado a la altura del Clásico. Explicó que no hay que buscar excusas, que el conjunto está bien físicamente y que, aunque es cierto que hay jugadores lesionados, eso no puede servir de justificación. El neerlandés admitió que les faltó generar más peligro y recordó que mirar hacia atrás, a la temporada pasada, “solo sirve para quedarse atrás”.

Ronald Araújo se expresó en términos similares, mostrando su tristeza por el resultado pero confiando en la capacidad del equipo para reaccionar. El defensa uruguayo destacó que todavía queda mucha liga por delante y que hay tiempo para corregir errores y recuperar sensaciones.

El clásico, una noche para olvidar

El Clásico debía ser una oportunidad para que Lamine Yamal reafirmara su papel como uno de los referentes ofensivos del Barcelona. Sin embargo, la realidad fue otra. Entre la falta de ritmo, las molestias físicas y la presión ambiental de un Bernabéu encendido, el joven talento culé se quedó sin voz. No fue el futbolista atrevido y determinante de otras noches, y el Barça lo notó.

El encuentro deja una conclusión clara: Lamine Yamal necesita recuperar su mejor versión cuanto antes. El talento está intacto, pero la continuidad, el ritmo y la confianza serán claves para que vuelva a brillar. El Bernabéu, escenario de grandes noches de fútbol, se convirtió en el lugar donde el joven prodigio azulgrana firmó uno de sus partidos más discretos desde que irrumpió en la élite.