Dmitrovic lidera el resurgir del Espanyol en una Navidad cargada de ilusión

El Espanyol llega al parón navideño con cinco victorias consecutivas y un ambiente renovado en Cornellà. Bajo la dirección de Manolo González, el equipo ha recuperado el orgullo perico y encuentra en Marko Dmitrovic a uno de sus grandes referentes, tanto por rendimiento deportivo como por liderazgo dentro y fuera del campo

En el Espanyol han vuelto las sonrisas. Aquellas que se habían diluido en temporadas de incertidumbre reaparecen ahora con fuerza, impulsadas por un equipo que ha sabido reconectar con su gente. El conjunto blanquiazul se marcha al parón navideño en un momento dulce, encadenando cinco triunfos consecutivos en LaLiga y dejando la sensación de que algo importante se está construyendo. Más allá de los resultados, la afición vuelve a reconocerse en el equipo, a sentirse orgullosa de lo que ve cada fin de semana.

Dentro de ese contexto ilusionante, hay nombres propios que sobresalen, y uno de ellos es el de Marko Dmitrovic. El guardameta serbio llegó el pasado verano con la difícil misión de ocupar una portería que había tenido en Joan Garcia a uno de sus grandes pilares. Lejos de esconderse ante la comparación, Dmitrovic afrontó el reto con una idea clara: no sustituir a nadie, sino ser él mismo. El tiempo le ha dado la razón.

Un guardián decisivo bajo palos

El rendimiento de Dmitrovic está siendo determinante en la notable racha del Espanyol. Seguro, sobrio y con una autoridad que transmite tranquilidad a toda la defensa, el portero se ha consolidado como uno de los mejores del campeonato. Sus números son el reflejo de su impacto: siete porterías a cero, solo superado por Thibaut Courtois, que suma ocho.

Más allá de las estadísticas, su presencia se nota en los momentos clave. Dmitrovic responde cuando el equipo lo necesita, aparece en los partidos cerrados y sostiene resultados que valen puntos y confianza. Esa fiabilidad ha sido una de las bases sobre las que el Espanyol ha construido su recuperación.

Una Navidad diferente en lo personal

El excelente momento profesional de Dmitrovic coincide con una etapa muy especial en su vida personal. El portero vive su primera Navidad en Catalunya y, además, la primera como padre. Su hija, Tea, ha cambiado por completo la manera de entender estas fechas, como él mismo reconoce en una entrevista con Sport.

“Nosotros, los ortodoxos, celebramos un poco más tarde, el 7 de enero”, explica, aunque deja claro que en su familia siempre ha habido espacio para compartir tradiciones. “También tenía familiares católicos, así que nos juntaremos y celebraremos todas las fiestas que tenemos”. Esa mezcla cultural forma parte de su identidad y de su capacidad para adaptarse a nuevos entornos, lo que le permite rendir en diferentes ciudades.

Sobre cómo serán estas fiestas, lo tiene claro: “Supongo que serán muy tranquilas, porque el bebé aún es pequeño y nos da guerra por la noche”. Lejos de quejarse, Dmitrovic lo vive como un regalo: “Es la mejor cosa que nos pasó a mi mujer y a mí en la vida. Nos da una alegría tremenda y las disfrutaremos con ella; serán las mejores fiestas de nuestras vidas”.

Integración, afición y un deseo compartido

Recién instalado en Catalunya, el guardameta admite que todavía está descubriendo tradiciones locales tan singulares como ‘el tió de Nadal’. “No la conocía, pero ahora me voy a fijar en eso y la voy a conocer. Si mi hija y yo nos quedamos aquí y ella crece, pues hará eso, así que lo disfrutaremos con ella”, comenta, dejando ver su voluntad de integrarse plenamente. “Me gusta conocer la cultura esté donde esté. Todo lo que pueda aprender y disfrutarlo, lo vamos a hacer”.

De cara al nuevo año, Dmitrovic no se olvida de la afición perica. Su mensaje es sencillo y cercano: “Lo principal y lo único que les quiero desear es mucha salud, que disfruten mucho con su familia y que sean felices”. Y, en clave deportiva, añade un deseo que conecta con el sentir perico: “Quiero muchos buenos resultados en nuestra casa”.