El Espanyol de Manolo González sueña a lo grande
El conjunto perico necesita sumar cuatro puntos ante Barça y Levante para sellar el mejor arranque liguero en sus 89 temporadas en Primera División
La temporada del Espanyol ya ha entrado por méritos propios en el terreno de lo excepcional. El equipo blanquiazul marcha quinto con 33 puntos tras 17 jornadas, encadenando cinco victorias consecutivas y transmitiendo una solidez competitiva que no se recordaba desde hace décadas. La ilusión se ha instalado en la parroquia perica y ahora, con dos partidos por delante para cerrar la primera vuelta, el club está ante una oportunidad histórica.
El reto es tan claro como ambicioso: si el Espanyol suma cuatro puntos en los encuentros ante el FC Barcelona y el Levante, firmará la mejor primera vuelta de su historia en Primera División. Un registro que no se ha conseguido en 89 temporadas y que situaría al equipo de Manolo González en un lugar privilegiado antes del ecuador del campeonato.
El derbi como punto de inflexión
El primero de los desafíos llega con uno de los partidos más exigentes del calendario. El derbi ante el Barça se presenta como uno de los más calientes e igualados de los últimos años. El conjunto azulgrana es líder, pero el Espanyol llega lanzado, con confianza y sin complejos en su feudo. Para seguir adelante con este reto mayúsculo, los pericos deben al menos sumar.

Una derrota ante el Barça no enterraría del todo el objetivo, ya que aún quedaría el compromiso ante el Levante en el Ciutat de València, pero sí complicaría seriamente la posibilidad de superar el mejor registro histórico tras 19 jornadas. Este Espanyol, sin embargo, ha demostrado no conocer límites y competir de tú a tú ante cualquier rival.
El precedente que marca el camino
Hasta ahora, la mejor primera vuelta del Espanyol se remonta a la temporada 2007-2008. Aquel equipo, dirigido por Ernesto Valverde, alcanzó los 36 puntos y llegó a ocupar la cuarta plaza, en puestos de Champions, en una campaña marcada por la resaca europea tras la final de Glasgow ante el Sevilla FC. El arranque fue espectacular, pero la segunda vuelta se convirtió en un aviso para navegantes.
El equipo entró entonces en una dinámica negativa que le llevó a ganar solo tres partidos en la segunda mitad del campeonato. La renta acumulada evitó sobresaltos, pero el curso terminó con un discreto duodécimo puesto, lejos de las posiciones europeas que se habían acariciado meses antes.
Ese recuerdo está muy presente en el actual cuerpo técnico. Manolo ha insistido en varias ocasiones en que la verdadera dificultad llegará en la segunda vuelta. Las urgencias de los equipos de abajo y la pelea europea de los de arriba pueden convertir la temporada en una trampa para quienes, como el Espanyol, se acerquen pronto al objetivo de los 42 puntos.
El desafío, por tanto, va más allá de hacer historia ahora. Consiste en sostenerla después.