Un 2025 para olvidar en Son Moix: el Mallorca, ante la obligación de reinventarse en su 110º aniversario
El Real Mallorca despide 2025 con números que encienden las alarmas en Son Moix. El conjunto bermellón firma uno de los peores balances del año en LaLiga y afronta el inicio de 2026 con la necesidad urgente de cambiar la dinámica, recuperar sensaciones y evitar repetir los errores que marcaron un curso lleno de dudas, justo cuando cumplen 110 años de historia

El Real Mallorca despide 2025 instalado en una realidad incómoda. Los números del año natural reflejan un rendimiento muy por debajo de lo esperado y sitúan al equipo bermellón como el segundo peor de LaLiga, excluyendo a descendidos y recién ascendidos. Un balance que obliga a la reflexión y convierte el inicio de 2026 en un punto de inflexión inaplazable.
El conjunto dirigido por Jagoba Arrasate ha sumado solo 36 puntos en todo el año natural, únicamente por delante del Girona, que se quedó en 31. Una cifra que, más allá de la clasificación, deja una media de un punto por partido, un registro alarmante si se pone en contexto: el Leganés descendió la temporada pasada con un promedio ligeramente superior, de 1,05. El Mallorca ha convivido durante meses con la sensación de caminar sobre el alambre.
En total, el equipo ha disputado 41 partidos oficiales en 2025 y solo ha logrado 10 victorias. Hay que remontarse a 2014 para encontrar un dato peor, cuando se ganaron 9 de 42 encuentros. En LaLiga, la cifra tampoco mejora: 8 triunfos, exactamente los mismos que se consiguieron en la primera vuelta del curso pasado. La regularidad ha sido una quimera.
Un equipo sin pegada ni solidez
Uno de los grandes lastres del Mallorca durante 2025 ha sido su alarmante falta de gol. El conjunto balear ha marcado 40 tantos en todo el año, el peor registro desde 2006, cuando se firmaron 37 goles en 39 partidos. La incapacidad para transformar ocasiones en puntos ha pesado como una losa jornada tras jornada.
A ese déficit ofensivo se le ha sumado una fragilidad defensiva impropia de un equipo que ha basado históricamente su supervivencia en el orden. El Mallorca ha encajado 56 goles en 2025, su peor cifra desde 2014, cuando recibió 58 en 42 encuentros. En la presente temporada, tras 18 jornadas, ya son 24 tantos en contra, ocho más que a estas alturas del curso anterior. Demasiados errores, demasiadas concesiones.

El discurso choca con los datos
Desde la cúpula del club se ha tratado de transmitir que el balance global del año ha sido positivo, pero la estadística desmonta ese relato. El propio Jagoba Arrasate, lejos de esconderse, lo reconoció con franqueza en su penúltima comparecencia ante los medios: “El balance que hago del 2025 es que el 2026 tiene que ser mejor”.
El técnico de Berriatua encuentra cierto alivio en el cierre del año. El Mallorca alcanza el parón situado en la mejor posición de la temporada, decimotercero, y con una dinámica ligeramente ascendente. Sin embargo, esa mejora necesita una confirmación inmediata. Los dos partidos que inician el año en liga, ante Girona y Rayo Vallecano, especialmente el duelo frente a los catalanes, se presentan como una prueba clave para comprobar si el equipo ha aprendido de sus errores.

Un inicio traumático y un aniversario como oportunidad
El mal recuerdo del inicio de 2025 sigue muy presente en Son Moix. Todo comenzó con la debacle en Pontevedra en la Copa del Rey, seguida por la Supercopa ante el Real Madrid, marcada además por los incidentes sufridos por aficionados bermellones en Yeda. A partir de ahí, la temporada se torció definitivamente.
El 2026, sin embargo, no será un año cualquiera. El club celebrará su 110º aniversario el próximo 5 de marzo y ha diseñado un calendario de actos que arrancará el 1 de enero, acompañado de un nuevo logo conmemorativo. La entidad quiere rendir homenaje a su historia y a una afición que nunca ha dejado de estar.
Pero para que la celebración tenga sentido, el Mallorca necesita cambiar el rumbo sobre el césped. Evitar repetir el trágico enero de 2025 no es solo una obligación deportiva: es una cuestión de orgullo y de futuro.