Muriqi y Jan Virgili consolidan la sociedad que sostiene al Mallorca en un inicio marcado por la irregularidad

La dupla ofensiva formada por Vedat Muriqi y Jan Virgili se ha convertido en el motor que sostiene al Mallorca en un arranque de temporada complicado. La irrupción del extremo catalán ha devuelto chispa, verticalidad y producción ofensiva a Son Moix, siendo la mejor compañía para un Muriqi que sigue al frente del ataque bermellón

Muriqi y Jan Virgili consolidan la sociedad que sostiene al Mallorca en un inicio marcado por la irregularidad
Muriqi y Jan Virgili consolidan la sociedad que sostiene al Mallorca - CORDON PRESS

El Real Mallorca ha encontrado en plena temporada un argumento fiable para sostenerse en una clasificación que invita a la preocupación. La sociedad entre Vedat Muriqi, referente ofensivo desde hace varias campañas, y Jan Virgili, la gran aparición del curso, se ha consolidado como el principal recurso de Jagoba Arrasate para generar peligro y alimentar las aspiraciones del equipo. Ambos han encajado de inmediato, firmando una conexión que recuerda a la explosión de Kang In Lee en la temporada 2022/23, cuando sus asistencias potenciaron el mejor registro goleador del delantero kosovar.

Virgili llegó este verano tras una compleja negociación con el FC Barcelona, decidido a encontrar un proyecto donde disponer de minutos reales. Su impacto ha sido tan inmediato como visible: descaro, verticalidad, insistencia en el uno contra uno y una capacidad para alterar el ritmo de los partidos que el Mallorca echaba en falta desde hacía tiempo. Pese a perderse varias jornadas por el Mundial sub-20, acumula ya tres asistencias, todas para Muriqi, que ha recuperado su versión más resolutiva.

Una sociedad que recuerda a los mejores tiempos

El entendimiento entre ambos ha devuelto dinamismo a un ataque que sufrió un bajón evidente en la segunda vuelta del curso pasado. Las comparaciones con la asociación que formó Muriqi con Kang In Lee no tardaron en aparecer. Entonces, tres pases de gol del surcoreano impulsaron al kosovar hacia sus 15 tantos y sostuvieron a un Mallorca que peleó por plazas europeas hasta el tramo final. Esta temporada, la influencia de Virgili está siendo igual de significativa.

El joven extremo catalán ha sabido abstraerse del ruido interno generado por el ‘caso Dani Rodríguez’ y ha respondido con madurez sobre el terreno de juego. Su debut en Primera llegó en agosto y, desde entonces, ha transformado la forma en la que el equipo encara los partidos. El club es consciente de que tendrá que convivir con las miradas de otros equipos, pero también de que la apuesta por su progresión forma parte del presente y del futuro inmediato.

Un joven llamado al estrellato

En el duelo ante Osasuna se evidenció su peso en el equipo. El Mallorca llegó a disponer de una ventaja de dos goles, ambos generados por acciones directas de Virgili: primero, con un penalti provocado, y poco después, con un pase preciso que permitió a Muriqi firmar su doblete. Su salida del campo, al intentar Arrasate proteger el resultado, alteró por completo el desarrollo del partido. Sin su presencia, el equipo perdió profundidad y terminó cediendo un empate que dejó un sabor amargo en Son Moix.

El equipo bermellón coquetea con la zona de descenso y acumula 13 puntos tras 14 jornadas, un botín insuficiente para respirar con tranquilidad. Aunque la sociedad entre Muriqi y Virgili es, hoy por hoy, la mayor garantía ofensiva, Arrasate necesita sumar alternativas que permitan liberarlos de una responsabilidad excesiva. El rendimiento del kosovar se ha disparado desde la irrupción del catalán, pero el técnico busca equilibrar una plantilla que, cuando pierde a su agitador de banda, se queda sin recursos claros para dañar al rival.

Lo que sí parece seguro es que la aparición de Virgili ha devuelto ilusión y chispa a la afición de Son Moix. Su carácter, su capacidad para encarar una y otra vez, y su impacto inmediato han cambiado la dinámica ofensiva del equipo. El Mallorca ha encontrado una sociedad determinante. Ahora necesita construir alrededor de ella para alejarse de un peligro que sigue demasiado cerca.