Así es Matías Almeyda: técnico elegido por Cordón, perla que el Sevilla birló al Real Madrid

El técnico argentino es a día de hoy (en Nervión todo puede girar) el mejor colocado para sentarse en el banquillo del Ramón Sánchez-Pizjuán, estadio que fue su casa en su etapa como jugador, donde llegó como fichaje multimillonario, pero sufrió un exceso de expectativas y un contexto errático que acabó en descenso y venta

Así es Matías Almeyda: técnico elegido por Cordón, perla que el Sevilla birló al Real Madrid
Matías Almeyda en una rueda de prensa de Champions con el AEK. - Cordon Press

Aunque a esta hora del 12 de junio, técnicamente, no están descartados ni José Bordalás ni Imanol Alguacil (aún no hay un 'No' explícito), todas las fuentes consultadas señalan que la opción del ex de la Real Sociedad se ha caído por completo y en el Sevilla FC han puesto la directa hacia Matías Almeyda, quien desde hace un par de días intenta cuadrar números con los gestores del club nervionense, al que podría regresar después de haber defendido su camiseta (30 partidos). En ESTADIO Deportivo te contamos quién es y quién fue el de Azul (Buenos Aires), como jugador y ahora de entrenador.

El Matías Almeyda jugador: el 'crack' que el Sevilla le quitó al Real Madrid

Entonces, en la 97/98, se generó un 'hype' monumental que le puso el listón demasiado alto y además el club acabó descendiendo a Segunda ese año. A la gente incluso puede que le faltase paciencia, pero era normal la expectativa después de arrebatarle el fichaje a todo un Real Madrid pagando por él a River Plate una cantidad récord de 7,7 millones de euros de la época, que se convirtieron en el mayor gasto de la entidad y en el traspaso de mayor cuantía del fútbol argentino. Sólo un año después se marchó a la SS Lazio por 6,5 millones y en Italia ganó sus cuatro primeros títulos como celeste (1997-2000), antes de ser traspasado por 23 millones al AC Parma (2000-2002) y de ahí al FC Inter de Milán (2002-2004) por 22 kilos.

Para las generaciones más jóvenes de sevillistas que no conocieron aquel efímero paso por el Sánchez-Pizjuán de este melenudo pivote defensivo, tan bravo como elegante, hablamos de un futbolista que jugó dos mundiales con la Albiceleste (Francia 1998 y Corea-Japón 2002) y ganó una medalla de plata de los Juegos Olímpicos (Atlanta 1996). Su última temporada en Europa fue en el Brescia (04/05), pero alargó su carrera hasta los 40 años con un breve paso por Noruega (Lyn) entre su segunda y tercera etapas en su país en las filas de Quilmes, Fénix y de nuevo River Plate.

El Matías Almeyda entrenador: Grecia, como punto álgido

En el Monumental cerró el ciclo, colgó las botas donde todo empezó y además arrancó allí, en River Plate, su etapa de entrenador (11/12), que luego le ha llevado por Banfield (2013-2015), Chivas mexicano (2015-2018) y San José Earthquakes de Estados Unidos (2019-2022). Su mayor reto hasta ahora ha sido el AEK de Atenas griego (2022-2025), con el que ganó la Supercopa y la Copa helenas. También conquistó cuatro títulos en tierras aztecas (una Liga MX, dos copas y una Supercopa) y estrenó su palmarés con dos títulos de la segunda de su país con River y Banfield.

El estilo de juego que impone Matías Almeyda

"Yo a los jugadores le doy libertad. ¿Qué es la libertad para mí? Que tengamos la posesión de la pelota, que presionemos y que no dejemos girar a un rival. Esas son las obligaciones que tienen mis jugadores. Después, están las características que yo les pido a nivel individual. Cuando los jugadores de arriba tienen el balón, me gusta que gambeteen. Entonces, el giro rápido de un sentido a otro es para provocar ese uno contra uno. Si no hay uno contra uno, digamos, se tiene que provocar un dos contra uno, porque mis laterales siempre están obligados a llegar. En el momento que no pueden llegar, hay cambio y ahí está el compañero; pero es fundamental tener esa libertad en nuestro sistema de nuestro".

Así se explicaba en una entrevista con The Coaches' Voice en la que dejó muy claro que pese a ello antepone "el grupo a la técnica" y que impone "ser dueño de la posesión de la pelota". "Nunca hemos tenido a un equipo que haya regalado la posesión a la espera de que se equivoque el rival. En lo nuestro está hacer que el rival se equivoque", añadía un técnico que generalmente se ha movido sobre la base del 1-4-4-2 aunque no tiene el dibujo como innegociable.