Fernando Ruiz5 min lecturaAcaba el año 2022, por suerte para el Sevilla Fútbol Club, pensará la gran mayoría de los aficionados nervionenses. Cómo ha cambiado el panorama en tan sólo 365 días. El 31 de diciembre del 2021 el Sevilla Fútbol Club despedía el año en una ilusionante segunda posición tras empatar el último partido de LaLiga ante el Barcelona (1-1) en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Con una marcha en el campeonato liguero regular entre los tres primeros puestos de la tabla clasificatoria que hacia a los más optimistas pensar en por qué no iban a poder ganar LaLiga...
Y con esa ilusión acudió el Sevilla FC al mercado de fichajes, incorporando al 'Tecatito' Corona y a Anthony Martial buscando un saldo de calidad que le permitiría luchar por el título hasta la última jornada pero poco a poco la temporada se torciendo... Llegó el derbi de Copa del Rey ante el Real Betis, que además de la eliminación del torneo trajo consigo una polémica inusitada por el dichoso palo que impactó en Joan Jordán y el cruce de declaraciones entres jugadores, técnicos y directivos.´
A primeros de marzo llegaría también la eliminación de la Europa League, con un Sevilla con muchas bajas todo sea dicho, pero otro palo. Por entonces el Sevilla todavía se mantenía en la segunda posición de la clasificación pero los resultados ya empezaban a arrojar dudas sobre si podría mantenerse ahí hasta el final, y el tiempo dio la razón a aquellos que dudaban. Cuatro triunfos en los últimos trece partidos de LaLiga, con un balsámico gol de En-Nesyri en la penúltima jornada frente al Atlético que certificaba matemáticamente una plaza de Champions League que se le resistía en los últimos partidos.
Todo ello provocó un lógico debate a final de temporada y ya entrado el verano sobre si la continuidad de Julen Lopetegui al frente del equipo una cuarta temporada era lo mejor... El Sevilla se aferró a los fríos datos obviando las sensaciones para apostar por el de Asteasu. Pero pronto los resultados se unirían a las sensaciones. Es cierto que la planificación de Monchi no ayudó al técnico, que se vio sin sus dos puntales en defensa las tres últimas temporadas (Diego Carlos y Koundé) y con dos sustitutos que no daban la talla, uno por estar muy verde y el otro por vivir en la enfermería desde que llegó a Sevilla.
La 14ª posición ha sido el lugar más alto en que ha estado el Sevilla en la presente temporada, en la segunda jornada. La primera victoria no llegaría hasta la quinta, muy sufrida ante el Espanyol y ya con los rumores de una posible destitución revoloteando sobre el banquillo sevillista. Una destitución que llegaría cuatro partidos más tarde tras la derrota ante el Borussia Dortmund. Adiós a la etapa de Julen Lopetegui, que debió acabar en verano.
Llegaba un Jorge Sampaoli distinto, más pausado y sereno del que se fue tras aquella temporada 2016/2017. El de Casilda avisaba de que no era una plantilla hecha a su imagen y semejanza pero que no tenía más remedio que adaptarse con un carrusel de partido cada tres días hasta el parón por el Mundial en los que el argentino tampoco logró mejorar la imagen de Lopetegui. La temporada se fue a Qatar con un Sevilla en puestos de descenso, muchas dudas sobre la capacidad para levantar la situación y la esperanza puesta en el mercado de fichajes de enero.
Así hasta ayer, donde el empate en Balaídos volvió a reafirmar todas esas sensaciones ya no solo en lo deportivo, sino ahora también en lo institucional donde la última junta de accionistas ha dejado a un José Castro más tocado que nunca, sin el respaldo a su gestión deportiva y económica de la mayoría de los accionistas y con un José María del Nido que cada día tiene más cara de presidente. El Sevilla dice adiós a un 2022 para olvidar.
